Carta de Miguel Ángel Buonarroti

Retrato de Marcello Venusti, 1535.

Aquí la misiva de Miguel Ángel Buonarroti a Domenico Bouninsegni donde muestra detalles elementales de su condición humana y describe una cotidianidad sorprendente para aquellos que idolatran al titánico artista del Renacimiento.
El texto hace parte de El libro de la Tierra – Antología Mayor (Común Presencia Editores)

MENSAJE A DOMENICO BUONINSEGNI

Mayo de 1518

Domenico: quiero que sepas que los mármoles conseguidos son preciosos y que aquellos destinado a la obra de San Pedro (para la tumba de Julio II), son de fácil extracción y se encuentran más cercanos a la marina que otros; están en la Corvara y desde ese lugar hasta llegar a la marina no se efectúa ningún gasto para una calzada, sino apenas el tramo pantanoso. Sin embargo, como se necesitan estos mármoles para las figuras, es preciso alargar dicha calzada desde Corvara hasta Seravezza, lo que representa casi dos millas. Se requiere hacer casi una nueva milla de camino o de lo contrario es preciso tallar en el monte a punta de picos hasta donde se puedan cargar estos pesados mármoles.
De todas formas, si el Papa ordena que se arregle solamente la parte que se necesita para sus mármoles, o sea el terreno pantanoso, yo no podré tener preparados los mármoles para San Pedro pues no poseo medios para arreglar el resto, y así no podré cumplirle al Cardenal (Grosso della Rovere); pero si el Papa asume todo sí podré llevar a término aquello que prometí.
Esto te lo he escrito en otras cartas. Y tú que eres sabio y prudente y que tanto me estimas, podrías –te lo ruego– arreglar a tu modo este asunto con el Cardenal, así que te pido que me respondas muy pronto para yo saber qué debo hacer y si tengo que regresar. A Carrara no voy a ir puesto que allí no tendría los mármoles que necesito en veinte años. Por otra parte me ha surgido una extraña repulsión ante este negocio, y si regreso allí, estaría como bien sabes, obligado a hacerme de bronce, como lo hemos conversado varias veces.
Te aviso que los operarios realizaron ya un gran plan respecto de este asunto de los mármoles luego de que fueron informados por mí, y presumo que ya les han puesto los precios, gabelas, impuestos notarios, escribanos, superintendentes y proveedores, lo que hace presumir también que en ese pueblo ya han doblado los beneficios.
Te ruego pensar y hacer todo lo que sea posible para que este asunto no sea conocido, ya que luego sería mucho más difícil obtenerlo de ellos e incluso mucho más caro que en Carrara. Te pido que me respondas lo antes posible y me digas que crees que yo debo hacer. Dile al Cardenal que estoy a sus pies. Yo estoy aquí como su enviado pero no haré nada distinto a lo que me digas que haga, porque estimaré que ese será su deseo.
Cuando te escribo si no lo hago tan rectamente como debe hacerse, si ves que no encuentro el verbo principal, excúsame pues tengo como un raro sonido a sonajero dentro de los oídos y esto ya no me permite concentrarme en nada.
Tu Miguel Ángel


Traducción de Caterina Prete, realizada para El Libro de la Tierra – Antología Mayor.