Clara Schoenborn



LAS FORMAS DEL ADIÓS

Hay caminos que de tanto resistirse
     se convierten en círculos.

Caminos que sólo pueden caminarse en reversa,
hacia un punto de partida intacto en las esperas,
hacia una convergencia virginal como un sueño.

Rectificar también es un comienzo,
es una bella forma de no decir adiós,
una manera diferente de quedarse.


UNA MONTAÑA DENTRO DE UN ÁRBOL

Estoy dentro de otra que desconfía de mí,
una que tiene cuernos y domestica su comején,
la que celebra funerales en los espejos,
la beata que rezó por siglos
hasta santificar tanto su bien como su mal.

Hay otra que sabe quién soy y me desprecia.
Su risa arcillosa me aguarda
detrás de una altura carbonizada.
A medida que subo
me obliga a recordar mis caídas.

Pero sigo sin más opción que dar fruto.
Sobrepaso la bondad y su parálisis.
No me queda más que esta señal de nacimiento,
los potros emancipados y una estrategia.


DOS PARA DOS

¿Será que somos dos simples mamíferos creyéndonos capaces de amar?
Caminamos de un planeta al otro sin más objetivo que un sueño.
Aquel que todos persiguen para ser felices sin jamás unir sus puntos de luz.
El amor es un ofrecimiento carnavalesco que al fin de cuentas queda reducido
a unas lustrosas palpitaciones y a muchos cambios de trajes.
Para unirme a ti
me abandoné de mí misma muy pronto y sin haber aprendido a amarme
y tú te dejaste por el camino, incompleto y con tus ojos ávidos como esponjas.
Ahora rodamos juntos sin haber aprendido a rodar pero aferrados de caricias.
No podremos ser más que dos seres de carne y hueso
buscando entre las sábanas su medida más imperfecta.
No llegaremos a ningún paraíso ni nos bendecirá ningún dios
porque jamás inventamos nuestra propia resurrección.
¿Qué dirán nuestros hijos de la impúdica amplitud de esta casa?
¿Qué dirán de nosotros que nunca sufrimos ni quebramos copas?
Teníamos que llegar a ellos después de heridas y enfermedades,
después de rebasar el vicio y la locura hasta hacernos invencibles.
Solamente así hubieran logrado superarnos.
Solamente así
hubieran podido corroer plenamente nuestra historia.


DIARIO 2015

17 de septiembre
He muerto.
Al fin
ningún dios
me dice qué hacer.

1 de junio
Una estrella cae
porque sabe que alguien la necesita
      para cumplir un deseo.

23 de mayo
¿Por qué no existe una palabra que desdiga todas las palabras?



Clara Schoenborn (Cali, Colombia 1957). Graduada en Economía de la Universidad de San Buenaventura de Cali con diplomado en Gerencia de la Universidad Javeriana de la misma ciudad. Ha publicado cuatro libros de poemas y ha figurado en encuentros nacionales e internacionales. Con su libro Los oficios en clave de Atenea obtuvo el premio Ediciones Embalaje, del Encuentro de mujeres poetas colombianas del Museo Rayo en el 2011. También fue finalista en el Concurso Red de Bibliotecas Públicas Comunitarias de Cali, 2009, con su poemario Colores y respiros; finalista en el Premio Carmen Conde, Ediciones Torremozas, Madrid, España, 2012, con su libro Huecos en la luz, y mención de honor con su poema La rosa en el Concurso Poesía de los objetos, Casa de Poesía Silva. Bogotá, 2012.