Cuentos de Maribel García Morales


LA MUJER DE CARMÍN

...quitarme de nuevo la ropa como hubiera
deseado quitarme el cuerpo.
Marguerite Yourcenar

Repasó sus huellas sobre la acera, una y otra vez, confiando en que antes del amanecer ligaría algún cliente. Su figura se recortó en la niebla: zapatos de tacón, medias de malla con liguero, falda en cuerina y blusa de seda poco oportuna para aquel clima. Sobre sus hombros caía una peluca rubia que enmarcaba un rostro pálido, maquillado en exceso. Si bien su aspecto general era un poco vulgar, su expresión dejaba entrever una voluntad complaciente que le había generado cierta popularidad. «Todo lo que quieras, papi» decía, endulzando su voz cuando alguno requería de sus placeres: «Todo lo que quieras» repetía y en sus ojos azules se presentía un hálito de tristeza en las oportunidades en que el interesado se alejaba... pero, a pesar del agotamiento, aguardaba, sabía que la noche le daría su recompensa.
–A donde tú quieras –dijo, y un hombre joven le invitó a subir a su camioneta que arrancó hacia un rumbo ya conocido. En el cuarto de hotel, al amparo de la luz mezquina de una lámpara, hizo su trabajo: de rodillas se entregó a aquel miembro nervudo que sintió crecer en su boca, enorme, aun para su garganta, y resistió los empellones hasta que la explosión viscosa del placer del otro casi le ahoga. Por esta ocasión, eso había sido todo.
Cuando llegó a su casa el sol apenas había salido. Todo estaba en silencio, los niños dormían, y el ambiente cálido y perfumado de la alcoba matrimonial le hizo sentir bien. Puso el dinero sobre la mesita de noche, se quitó la peluca y se desvistió, se quitó el maquillaje, se lavó la boca y se recostó al lado de ella, de su esposa, la madre de sus hijos, presencia discreta que en su cama lo aguardaba.


LA MUJER DE CIELO
... por el amor, que nos deja ver a los otros
como los ve la divinidad.   
Jorge Luis Borges

oda ella era celeste, angelical. Sus alas, en particular, causaron sensación entre los niños pues parecían de hielo volátil cruzado por reflejos dorados. Su voz cristalina y brillante, confirmaba su condición de mujer caída de las estrellas.
Sin embargo, en la intimidad del lecho, aturdida por el olor de animal en celo que brotaba de la piel de su hombre, se transformaba en un abismo de euforia febril, sus alas se derretían y, humanamente desnuda, abría sus piernas de diosa para recibir, ávida, la terrenal ofrenda de carne ardiente por la que, para siempre, había renunciado a su asexuada naturaleza angelical.

Maribel García Morales. (Tunja - Colombia). Licenciada en Idiomas de la UPTC. Realizó estudios de Lingüística y Literatura Hispanoamericana en el Instituto Caro y Cuervo. Traductora, editora e investigadora. En 1995 obtuvo Mención de Honor en el Concurso Internacional de Cuento Prensa Nueva. Sus relatos, traducciones del inglés y sus artículos, han sido publicados en diferentes libros y revistas nacionales. Actualmente está vinculada al área de fomento del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá (ICBA) y adelanta un estudio sobre la Literatura escrita en la ciudad de Tunja desde la Colonia hasta las últimas décadas del siglo XX.


(Cuentos tomados de Los matices de Eva, Maribel García Morales. Colección Los Conjurados)