Hernando Reinoso - Poseído por el grito de la luz


Hernando Reinoso. Nació en el sur del Tolima en 1959. Licenciado en Lingüística y Literatura de la Universidad de la Sabana, Especialista en Gerencia y Gestión Cultural de la Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, y Especialista en Didáctica del Arte de la Fundación Universitaria Los Libertadores de Bogotá. Cofundador del Taller de Escritores Allanahuanga, el cual ha publicado veinticinco números de la revista que lleva el mismo nombre. Integrante del Consejo de Cultura de Chaparral, Tolima. Profesor de español y literatura de la Institución Educativa Nuestra Señora del Rosario, del mismo municipio.
Finalista en una Versión del Concurso de Pedagogía, patrocinado por Prohaciendo del Comité de Cafeteros, con el proyecto pedagógico “La recreación de textos un camino para formar lectores”. Autor de los libros de poemas Evocaciones de la luz y de Los bosques secretos (Común Presencia Editores). A continuación uno de sus poemas inéditos.  

 

Poseído por el grito de la luz


I

Dos mariposas azules incineran el aire del crepúsculo
La fogata que libera sus caminos se extingue solitaria
Un soplo de la llama desvanece el nido donde florecieron
Las orquídeas
Y dando tumbos como una rosa decapitada por la tormenta
El tiempo se precipita en los cauces de la piel.


II

Un latigazo de la luz eriza arco iris  ahogados  en la tarde
El color se viste de sueños y es una pincelada prendida de laberintos
Llanuras donde el sol regó violines que acompasaron la sonata
De las aguas
El asombro cegó los ojos de la piel y tejió estampas que suturaron
Las distancias
El verde jadeante exhalo aromas como senderos desperdigados
En las sombras
Sutil alborozo de charcos donde revolotearon libélulas soñolientas
Frondoso el tiempo abandona sus crisálidas
Y el fuego incinera bocetos imprevistos
Cuando el relámpago multiplicó visiones fugitivas
La agitación mordió su entraña
Y el espejismo nombró sucesiones de estrellas  fabuladas.



III

La tarde borda sinfonías donde la luz transporta aromas fascinados
Un velo azul dibuja el tiempo que decanta presencias doblegadas
En la voluptuosidad
Marejadas silenciosas recorren los enjambres del follaje
Y habitan en la penumbra criaturas que devoran laberintos
Diseminó el tiempo una espiral de nubes que cuenta
La plenitud del sol sembrando rosas en la claridad del mediodía
Un estremecimiento del color dispersa las imágenes
Y regresa la luz decapitando las composiciones reinventadas.

IV
                  
Un pájaro rasga la tarde desorbitada
Y es su canto una oleada sensual que taja la luz del crepúsculo
Y  siembra  repentinos parpadeos del instante
Mientras el relámpago fluye como un río desgajado por el tiempo
Y hay una nota arcoirisada en el pentagrama de la luz

Que invade de gozo la siesta del asombro.