Pequeña historia de la fotografía


Jorge Cadavid

La muerte de la fotografía, la aparición de nuevos procedimientos de creación de imágenes me han llevado a pensar, como ya lo había hecho Walter Benjamin, en una mínima historia, una elegía, para este particular arte atormentado antes por el fantasma de la pintura y, hoy día, por cambios epistemológicos radicales como el surgimiento de las imágenes digitales. Desmaterialización del arte, fractura entre imagen  y soporte, contenido sin materia. Un epitafio para la fotografía debe conllevar la inscripción de otro modo de ver.
La historia de la fotografía –esa hija bastarda abandonada por la ciencia a las puertas del arte– ya está repleta de imágenes célebres que, de alguna manera, han sido manipuladas, transgredidas. De hecho, se podría argumentar que la fotografía no es otra cosa que esa historia, un referente del mundo material que alguna vez existió para imprimirse sobre una hoja de papel sensible a la luz. Pequeña historia de la fotografía describe una dilatada aventura de cómo mirar, una travesía del ojo, otra manera de memorizar el mundo. Lo que el hombre ve es tan importante como lo que el hombre hace.
El gesto gratuito del fotógrafo, por el solo hecho de mirar, de fijar un encuadre, se convierte en obra de arte. El fotógrafo no inventa nada, simplemente elige, reposiciona lo que la naturaleza le ofrece. La cámara vislumbra, el ojo fragmenta. Imágenes de fragmentos, sintaxis de la fotografía. Revelamos el instante, ensanchamos en verdades visuales los límites de lo real. La fotografía, como la poesía, es la intuición del instante, un combate con el tiempo. J.C.


Tres poemas de Jorge Cadavid

REVELADO  I
Los acontecimientos singulares
no son raros
ocurren en todas partes
a cada momento
en todas las escalas
Basta un descuido
para que todo se revele   
basta limpiar los ojos
para que aquello que no sabes aparezca


APARICIÓN
Es preciso instalarse al exterior
de uno mismo
al borde de lo real
en la órbita de lo invisible
Quieto
frente a la cámara
ungido
por la huella luminosa


DE LO VISIBLE

[Eadweard James Muybridge, 1878]

El caballo galopa
con las cuatro patas
sin tocar el suelo
Ha suspendido
toda indicación que vincula
la imagen con la tierra firme
Ningún rastro del suelo
de montaña o de árbol
sólo horizonte y aire
para que el caballo decida
cortadas sus amarras
flotar en pleno cielo



Jorge Cadavid (Pamplona, 1962). Estudió Lingüística y Literatura en la Universidad de su ciudad natal, se especializó en literatura en la Universidad Javeriana de Bogotá, donde ha sido profesor durante varios años y se doctoró en Filosofía en la Universidad de Sevilla, España. Es autor de los siguientes volúmenes de poesía: La nada (Universidad de Antioquia, 2000); Un leve mandamiento (Trilce, 2002); Diario del entomólogo (Eafit, 2003); El vuelo inmóvil (Premio Nacional de Poesía Cote Lamus, Universidad Nacional, 2003); El derviche y otros poemas (Común Presencia, 2006); Herbarium (Letralia, 2011), Tratado de cielo para jóvenes poetas (Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia, 2008), Los ojos deseados (Común Presencia, 2011) y El bosque desnudo, Diario oculto (Común Presencia, 2013). Publicó una antología de su poesía titulada Música callada (Universidad Externado, 2009); la antología del poema breve: Ultrantología (Universidad de Antioquia, 2003); República del viento, antología de poetas colombianos nacidos en los años 60 (Universidad de Antioquia, 2012) y Escribir el silencio -Ensayos sobre poesía y mística (Eafit, 2013).