No. 522, Ceremonial

 ¡100.000 lectores semanales!

Descripción: ConfabulaCabezoteActual

FUNDADORES: Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio. DIRECTORA: Amparo Osorio. COMITÉ EDITORIAL: Iván Beltrán Castillo, Fabio Jurado Valencia, Marco Antonio Garzón, Jairo Alberto López, Carlos Fajardo. CONFABULADORES: Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Guillermo Bustamante Zamudio, Fabio Martínez, Javier Osuna, Sergio Gama, Mauricio Díaz. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica). Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Luis Rafael Gálvez, Martha Cecilia Rivera (Estados Unidos); Jorge Torres, Jorge Nájar, Efer Arocha (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Renato Sandoval (Perú); Luis Bravo (Uruguay); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela);
Si desea cancelar esta suscripción gratuita por favor responda este mensaje a Con–Fabulación
con el asunto “Retiro”


Descripción: exposicion Jim

POEMAS DE EMILIA SILTAVUORI

Descripción: emilia
De un manuscrito traducido del sueco, Jag vill tagga dig liv (Quiero etiquetarte vida)*

Sólo voy a salir un rato
me dijeron que las nemorosas se sentían mal
en las escalas de la casita
no sé cuándo sonará el teléfono
ni cuándo se habrán acabado de derrumbar
las escalas del pedregal
no sé cuándo la mujer que lleva el sol sobre sus hombros
se sentará en la escala
a reírse
no sé
sólo voy a salir un rato

*
La mujer que lleva el sol sobre sus hombros mira por la ventana, un día gris y nublado, cuando ni los tusilagos asoman sus caras aún. La mujer que lleva el sol sobre sus hombros, ve una barriga cóncava embarazada y varias abuelitas tricotando, tricotando rebecas y  enigmas – un puente que conduce al país de las parturientas. La mujer que lleva el sol sobre sus hombros llora dentro de su barriga, mira la extensión del paisaje y descubre a la mujer que camina cabizbajo con su chal estrechamente enrollado alrededor del cuello, por el viento grita su soledad, su tristeza, la melancolía que poco a poco la ha ido alcanzando, al compás de los movimientos cayentes de las hormonas. La mujer que lleva el sol sobre sus hombros ve como la mujer por delante ha alcanzado una edad más elevada y ve como todos los colores infantiles van desapareciendo detrás del horizonte. Por la ventana entran ráfagas frías, el viento ha acelerado su velocidad, la tormenta se acerca, la tormenta y las noches calurosas sudorosas de insomnio, la tormenta negra durante la cual todo crece hasta formar una gran bola irritada. Asesinato, dijo la empleada de la tienda donde la mujer buscó ayuda, asesinato…
La que lleva el sol sobre sus hombros descubre el grupo de mamás, con sus carrillos que corren, justo antes de la lluvia.

*
Piel elástica, la mujer que lleva la noche en sus manos, triste amanecer gris, dolor de cabeza, ojos llorosos, la piel que se quiere quemar, la mujer que lleva la noche en sus manos, no encuentra el camino de vuelta a su cama, la piel como una llaga abierta, las letras bailan ante sus ojos en este país desolado, la niebla del cansancio huele mal, la mujer que lleva la noche en sus manos, no olvida el lenguaje de la noche entre el momento justo antes de lo que aparece y el otro después de los sueños entre sábanas sudorosas.
Aquí saltan las palabras – las oraciones entre las paredes, de repente, inesperadamente, surgen colores, formas, palabras chifladas imaginativas como en una secuencia fílmica de imágenes que ruedan con demasiada rapidez. La primavera va descubriendo los olores de los cuartos, con su luz de amanecer va llenando todos los rincones del piso, una luz blanca y demasiado fuerte que brilla y crea siluetas danzantes en los estantes y paredes blancas, no dejando descansar al ojo ni por un segundo, la luz que llena la respiración, llena la cabeza, llena los colores haciéndoles tomar otra forma, otro valor, haciendo querer salir a los colores de su interior, querer precipitarse al juego de la naturaleza con brotes verdes claro y cisnes con cuellos derechos llenos de aplomo, blancos, tan blancos, las primeras síntomas de la primavera y una cama esperando a la que lleva a la noche en sus manos.

*
El niño en su interior recuerda aquel día hace no tanto tiempo, cuando la bicicleta amarilla tuvo su primera posibilidad de ser montado, el año antes de la mudanza al campo, el año en que cumplió siete años, a la manera de los sieteañeros se sentía orgullosa, en la calle en frente de la casa de apartamentos, con su bicicleta nueva, orgullosa porque por fin había aprendido a montarla, orgullosa porque todos los adultos estaban a las ventanas mirándola sentarse al sillín. También recuerda el ambiente urbano de antes, el campo con sus charcos fangosos, campos donde una se atasca en la primavera, la luz que en la primavera iluminaba la gran casa vieja de madera donde vivía la familia, la ciudad era diferente, como hecha al revés, con el parque deportista en frente del bloque de apartamentos y el cerro por el que se bajaba en pulka y que dolía, los árboles casi daban patadas a los niños que bajaban a una velocidad asombrosa, entonces existía lo pequeño en lo grande, lo grande en lo pequeño, a la vez, algo de lo que había pasado en una serie de eventos que la niña todavía no podía comprender y adultos pasando con prisa por la calle, los policías de los cuales se huía, el olor a polvo callejero y céspedes, luego por alguna parte el olor a mar, y a brisa, desde cerquita, aquí en nuestro barrio Tölö donde el camino más corto que podía tomar no yendo acompañada de mamá y papá  era la subida por la calle hasta el parque y las niñeras. La ochoañera recuerda el campo – y el bosque, los árboles que se despertaban de su hibernación después del largo invierno nevoso, las vacas bramadoras que cruzaban el patio, escapándose, el perro, su perro, que se plantaba en el medio del campo, en el medio de la nada con todos los otros perros de la aldea, y tenía una escuela para ellos, bajo la tierra el olor a topillo agreste que Safi sabía cazar mejor que ningún otro perro.
   La mujer que recuerda a la niña que sigue soñando con poder salir volando, huyendo de todos los bravucones espinosos, aguardando al niño que sigue deseando vida.

*
La que ha perdido sus pasos en la selva, se viste de rojo, se pone un camisón blanco y busca:

Los zapatos rojos
debajo de la cama
han perdido sus tacones
busca
el vestido gris perla
que ha cambiado de cuerpo
ve como la pintura en la pared
se mueve lentamente
y como los ojos de la niña nunca la vieron

No voy a volverme para mirar a la mujer que ha quedado detenido entre las hojas, entre las portadas, en el lienzo que se ha ennegrecido con color espeso, mirar los números que no saben nada de cómo la tristeza hace su nido.
No me voy a volver, sólo coger algunas hepáticas para ponerlas en un vaso.
Su espalda desaparece entre la verdura de la selva, la que ha perdido sus pasos, despacio, en la lejanía el eco de su llorrisa

(nota: llorrisa= lloro+risa)

*
La que sostiene el arte con sus dedos, se quiere dar a sí misma una posibilidad, en la luz de la luna ve la cara barrosa de la infancia, manos formando tazas y cuencos, pies desnudos vadeando, el agua cuya temperatura es de 8 sobre cero, entre los dedos de sus pies hay barro.
La que lleva el arte en sus manos sostiene un pincel, lo sumerge en el color, pinta sobre una hoja de acuarela absolutamente blanca, el vacío de la blancura, con movimientos de barrido va llenando la hoja con el color que corre, que forma colonias pequeñas en medio de ella, pinta la sinfonía de los colores, un juego entre luz, sombra y valores, en este preciso momento el mundo está parado, el momento creador en que todo, todito, cae en una blandura que sólo es visible en la hoja, de manera invisible, entre lo blanco y lo azul.
La que lleva los colores en sus manos cierra la puerta detrás de sí, al haber encontrado por fin un regazo.

*
Dios lleva huellas
pisadas corriendo
como agua

Emilia Siltavuori (1967, Helsinki, Finlandia) ha estudiado historia del arte, y también practica la pintura. Pertenece a la minoría de habla sueca de su país, y en este idioma escribe sus poemas y cuentos. Su mundo poético es visual, contiene colores e imaginación pictórica y verbal. Los poemas que aquí aparecen forman parte de un libro todavía no publicado, que en sueco se llama Jag vill tagga dig liv (Quiero etiquetarte vida)


POEMAS DE ROBIN VALTIALA


Descripción: robin
De: Suite cincuentona*

1.
paseo experimental

detrás de las ventanas aún se ve la misma grisura amiga

tener perro no es más fácil
sólo más (in)seguro

hoy arden las selvas
en la imaginación no
las de la imaginación no

en esto pienso pasando por el agujero de gusano
que conduce a la vejez
o adónde sea

2.
al libro le operaron el cerebro
no porque lo considerasen loco
sino porque alguien compró los derechos
y quiso ser uno de sus personajes

3.
hoy otra vez estoy al comienzo del circuito neuronal

la bacinica con correa plástica
construida de la manera típicamente divertida de su época,
como un sillón para un astronauta,
ya no intenta agarrarme
todavía no

4.
hoy voy a escribir un tratado
y hacerme docente
es fácil
a pesar de todos estos vehículos
y si desde la torre del campo de golf
se dan cuenta de lo que estoy haciendo
es la misma vaina


5.

frondosidad urbana
parque para perros

tenemos que ceder el paso
a un grupo de chicos que está por encontrar a un pokémon

cuando seamos papel amarilleado
y estatinas
les ayudará a gobernar al mundo


6.
“¿quieres tu cuaderno?”,
dijo mi mujer,
“tu cuna”

Robin Valtiala (1967, Helsinki, Finlandia) ha estudiado lenguas románicas, sobre todo español. Escribe en sueco. Traduce poesía del castellano, y también traduce sus propios poemas a este idioma. Hasta ahora, ha publicado 7 libros, de los cuales 3 son poemarios. Su último libro, que es de haikú, se llama Barnvagn i överhastighet (Carrillo de bebé en supervelocidad)
*Traducciones del sueco: Robin Valtiala

HOMENAJE A ADRIANA GÓMEZ


Por Fanny Moreno Ospina

Con luto en mi alma, a pesar de que he conocido a Adriana apenas esta noche. Me permito enviarles copia de lo que acabo de enviar a mis amigos y que me salió casi como una escritura automática. Tuve, como otras veces, un impulso de escribir lo que fui pensando a medida que veía el video sobre Adriana,  gracias al enlace que ustedes pusieron al pie del artículo sobre ella. 

Enviarlo a ustedes es otro impulso. Espero no los moleste mi espontaneidad, que es algo innato en mí.

Empecé buscando a Adriana Gómez porque en la revista virtual Con fabulación que leí esta noche contaban que ella falleció el pasado 24 de Agosto y que su funeral será mañana 27.

Había un enlace y lo pulsé a ver a donde me llevaba... llegue a una presentación de su obra, en su propio estudio que duró 37 minutos. La vi y disfrute como si hubiese estado allí, lo que es mucho mejor que haberla conocido en un museo.  

Aún no sé el motivo de su muerte. Viendo su fecha de nacimiento veo que era muchos años más joven que yo... y entonces empieza a llegarme el cuestionamiento que viene casi que persiguiéndome cuando veo como se marchan seres más jóvenes y productivos que yo... claro que procuro no profundizar en estas preguntas, no tan impertinentes de mi subconsciente, para no arruinar el momento. 

Como lo hago en muchas películas, cuando su música me ha gustado, espero para fijarme en el listado o créditos de este documental y observo nombres de personas que no conozco. Obvio, ya que no pertenezco a esos niveles artísticos y culturales, pero con satisfacción aparecen los nombres de las melodías que sirvieron de fondo a esta película... la última fue la que más me agradó, siendo toda su música muy buena, así que tomé nota de la cantante y de la canción... acto seguido la busque allí, en YouTube donde yo estaba.

YouTube, ese sitio impalpable pero tan buscado y apetecido por muchos.  Lo visito poco, pero cuando lo hago, casi siempre me retiro satisfecha... con la canción o artista que buscaba anotados, ya no en una hojita de papel sino “pegada” a mi archivo de Canciones Favoritas, o raras, luego de haber dado “copiar”.  

Acá estoy al lado del enlace, para comprobar si es correcto y me lleva a la melodía, la que ya no me será indiferente pues me recordará a Adriana Gómez, pintora que apenas hoy conocí a dos días de su muerte y la verdad que no siento ya deseos de saber la causa de su partida sino el por qué no conocemos más de nuestros grandes artistas, de nuestra gente, de este pueblo colombiano que si por un lado se desgarra por los problemas políticos, por el otro se enriquece al ser la cuna de personas como Adriana, bogotana de 62 años que hoy tuve el gusto de conocer gracias a la magia de los videos por internet. 

MINIFICCIÓN*
OTRA VERSIÓN – MANUEL MEJÍA VALLEJO

Repetidamente sueño con un dragón espeluznante. En los últimos sueños aprendí a conocerle sus resabios y a domarlo después de una sufrida paciencia, aunque a veces me despierta el crepitar de las llamas que arroja por boca y narices, porque se ha rebelado contra la jaula de mi conciencia donde trato de retenerlo.
Ahora me he quedado dormido de verdad y he perdido mi ascendiente sobre el dragón. Ya es muy tarde para avisar a las gentes el peligro que las acecha.


METAPHYSICA


Si el conocimiento nos da una alta sabiduría de la vida,
la Poesía nos da la más alta sabiduría del espíritu.

Amparo Osorio

***

CARTAS DE LOS LECTORES

CONFABULADOS: Hermosos poemas de Armando Romero. Felicitaciones por su constante preocupación de difundir autores en la diáspora. Araceli Caro Cano

***

AMIGOS CONFABULADOS: Lamenté mucho el fallecimiento de la pintora Adriana Mejía. Mis condolencias al arte colombiano. Luis Daniel Jaramillo

***

QUERIDOS CONFABULADOS: Excelente la minificción publicada de Raúl Brasca. Una sección importante e ilustradora. Verónica Gómez
***


AMIGOS CONFABULADOS: Como siempre, los felicito por su espacio de Metaphysica Jaime Alberto Arias