LAS
FORMAS DEL ADIÓS
Hay
caminos que de tanto resistirse
se convierten en círculos.
Caminos
que sólo pueden caminarse en
reversa,
hacia
un punto de partida intacto en las esperas,
hacia
una convergencia virginal como un sueño.
Rectificar
también es un comienzo,
es
una bella forma de no
decir adiós,
una
manera diferente de quedarse.
UNA
MONTAÑA DENTRO DE UN ÁRBOL
Estoy
dentro de otra que desconfía de mí,
una
que tiene cuernos y domestica su comején,
la
que celebra funerales en los espejos,
la
beata que rezó por siglos
hasta
santificar tanto su bien como su mal.
Hay
otra que sabe quién soy y me desprecia.
Su
risa arcillosa me aguarda
detrás
de una altura carbonizada.
A
medida que subo
me
obliga a recordar mis caídas.
Pero
sigo sin más opción que dar fruto.
Sobrepaso
la bondad y su parálisis.
No
me queda más que esta señal de nacimiento,
los
potros emancipados y una estrategia.
DOS
PARA DOS
¿Será
que somos dos simples mamíferos creyéndonos capaces de amar?
Caminamos
de un planeta al otro sin más objetivo que un sueño.
Aquel
que todos persiguen para ser felices sin jamás unir sus puntos de luz.
El
amor es un ofrecimiento carnavalesco que al fin de cuentas queda reducido
a
unas lustrosas palpitaciones y a muchos cambios de trajes.
Para
unirme a ti
me
abandoné de mí misma muy pronto y sin haber aprendido a amarme
y
tú te dejaste por el camino, incompleto y con tus ojos ávidos como esponjas.
Ahora
rodamos juntos sin haber aprendido a rodar pero aferrados de caricias.
No
podremos ser más que dos seres de carne y hueso
buscando
entre las sábanas su medida más imperfecta.
No
llegaremos a ningún paraíso ni nos bendecirá ningún dios
porque
jamás inventamos nuestra propia resurrección.
¿Qué
dirán nuestros hijos de la impúdica amplitud de esta casa?
¿Qué
dirán de nosotros que nunca sufrimos ni quebramos copas?
Teníamos
que llegar a ellos después de heridas y enfermedades,
después
de rebasar el vicio y la locura hasta hacernos invencibles.
Solamente
así hubieran logrado superarnos.
Solamente
así
hubieran
podido corroer plenamente
nuestra historia.
DIARIO
2015
17 de septiembre
He
muerto.
Al
fin
ningún
dios
me
dice qué hacer.
1 de junio
Una
estrella cae
porque
sabe que alguien la necesita
para cumplir un deseo.
23 de mayo
¿Por
qué no existe una palabra que desdiga todas las palabras?
Clara Schoenborn (Cali, Colombia 1957).
Graduada en Economía de la Universidad de San Buenaventura de Cali con
diplomado en Gerencia de la Universidad Javeriana de la misma ciudad. Ha
publicado cuatro libros de poemas y ha figurado en encuentros nacionales e
internacionales. Con su libro Los oficios
en clave de Atenea obtuvo el premio Ediciones Embalaje, del Encuentro de
mujeres poetas colombianas del Museo Rayo en el 2011. También fue finalista en
el Concurso Red de Bibliotecas Públicas Comunitarias de Cali, 2009, con su
poemario Colores y respiros;
finalista en el Premio Carmen Conde, Ediciones Torremozas, Madrid, España,
2012, con su libro Huecos en la luz,
y mención de honor con su poema La rosa
en el Concurso Poesía de los objetos, Casa de Poesía Silva. Bogotá, 2012.