Desde hace unas semanas, de manera intermitente, Con-Fabulación ha sido receptáculo de oscuras estratagemas, proyectos de estirpe funesta y tentativas encaminadas a desacreditar su nombre e impedir que continúe un camino vital cuyo signo ha sido hasta la fecha positivo.
Nosotros representamos un proyecto liberador e incluyente, donde el dogma está proscrito y el único decálogo acogido con firmeza es la imaginación crítica, pero esto, según parece, ha desvelado a los emisarios de la devastación; ignoramos, como le ocurría a Joseph K, cuando estaba inmerso en el ovillo absurdo de su expiación sin nombre y sin coherencia, quiénes son los agentes de la sombra, y sabemos que la lista de candidatos es vasta y policroma, pero el asunto trasciende los límites de lo permisible y empieza a convertirse en una sutil jauría que no estamos dispuestos a padecer mansamente.
Las entradas a comentar los trabajos que hacen parte de nuestro Blog debieron ser clausuradas pues las infestaron de mensajes furibundos, demenciales y amenazantes; nuestra buena fe editorial y los deseos de publicar el pensamiento y las mordicaciones de figuras intelectuales han sido asaltados con artimaña sicarial, hasta el punto de que a nombre de personajes connotados fuimos víctimas de estafas y, cotidianamente, encontramos el rictus pavoroso de la trampa, la impostura y la vileza.
Increíblemente, el mundo de la cultura, o lo que pasivamente aceptamos como tal, está carcomido por los mismos vicios, las mismas falencias y las mismas ignominias que los otros círculos de nuestro infierno social. De modo que algunos de sus miembros no están exentos de sospechas, y la posición excluyente, temeraria y esclerótica que inunda a Colombia por estos días también los ha capturado. Sólo de esta manera puede entenderse que las investigaciones formales –adelantadas por los organismos pertinentes– nos vayan aproximando a una verdad impronunciable y amarga: que los orquestadores de estas canalladas puedan ser personas conocidas y hasta reputadas en el fiero y caníbal mundo intelectual.
Les ahorremos a nuestros lectores el inventario completo de los hostigamientos y las agresiones recibidas, entre otras cosas porque son materia de pesquisa judicial. Nada nos molesta tanto como tener que entrar en comunión con tácticas y metodologías lejanas al mecanismo de pensamiento y sensibilidad al que pertenecemos, pero es imperioso descubrir quién o quiénes, están empleando los idiomas de la muerte.
El equipo de Con-fabulación clama la solidaridad de sus 50.000 lectores, para que nuestra aventura crítica continúe irradiándose con el ímpetu que siempre nos ha habitado.
¡Con-fabuladores del mundo uníos!