¡100.000 lectores semanales!
FUNDADORES: Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio. DIRECTORA:
Amparo Osorio. COMITÉ EDITORIAL: Iván Beltrán Castillo, Fabio Jurado Valencia,
Carlos Fajardo. CONFABULADORES: Fernando Maldonado, Gabriel Arturo
Castro, Guillermo Bustamante Zamudio, Fabio Martínez, Javier Osuna, Sergio Gama, Mauricio Díaz. EN
EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Armando Rodríguez Ballesteros,
Osvaldo Sauma (Costa Rica). Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo
Häsler (España); Luis Rafael Gálvez, Martha Cecilia Rivera (Estados Unidos);
Jorge Torres, Jorge Nájar, Efer Arocha (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel
Impaglione (Italia); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Renato
Sandoval (Perú); Luis Bravo (Uruguay); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses,
Adalber Salas (Venezuela);
Si desea cancelar esta suscripción gratuita por favor responda este
mensaje a Con–Fabulación
con el
asunto “Retiro”
TRISTURA
Miguel
Méndez Camacho
Con una sobria y cuidadosa
edición, y como justo
homenaje a la vida y obra de Miguel
Méndez Camacho, se presentó el pasado 6 de octubre en la Casa de Poesía Silva el libro Tristura –Poesía reunida– editado por el poeta Hernán Vargas
Carreño, bajo su sello Exilios. Méndez Camacho actual Decano Cultural de la
Universidad Externado de Colombia se ha dedicado desde siempre a la
gestión cultural, al periodismo, a la literatura y a ser el mejor y más
generoso promotor de las voces de poetas vivos, consagrados, desaparecidos,
jóvenes, y nuevas voces de colombianos e hispanoamericanos. Ha dirigido además, primero desde Colcultura, la
colección Clásicos colombianos y desde hace 13 años, la colección Un
libro por centavos, de la Universidad Externado de Colombia,
|
LA FORMAL
Ponte el
pudor.
Está allí debajo
del lecho
junto a las
ropas caídas.
Dilúyelo sobre
tus mejillas
como si fuese
un maquillaje.
Alisa tu piel
y ese tablero
de ajedrez borracho
de tu falda de
cuadros.
Abróchate la
blusa
y adopta otra
vez
esa actitud
ingenua de muchacha formal.
Ordena tus cabellos
y tus prejuicios.
Camina con esa
dignidad desvencijada
que usas los
domingos
para asistir a
misa.
Tan pronto
atravieses el umbral
serás
nuevamente tú
la pequeña
burguesa incomprendida
con tus 20
años de lugares comunes
y tu boca
repleta de palabras usadas.
Serás la
rutinaria.
La formal.
La limitada.
Creerás otra
vez en Dios
así como antes
creías en tu cuerpo
y estarás
llena de moral
así como antes
estabas llena de mí.
Volverás a la
iglesia
con tu andar
milimétrico
y estarás de
rodillas observando
el rostro
masoquista de Cristo
como si fuese
el aviso de un circo.
Leerás con
cansancio una novela idiota
-presintiendo
el final-
pero
irremediablemente
tendrás
húmedos los ojos en la última página.
Serás la
rutinaria.
La formal.
La limitada.
Aquí en mi
habitación
quedó tu
lujuria hipócrita
y tu doble
moral.
Mañana
volverás
y entonces te
diré las palabras de siempre:
ponte tu
cuerpo
quítate el
pudor y las ropas
y ven así,
desnuda
a engañarnos
pensando
que no hemos
empezado a envejecer.
ESCRITO EN LA ESPALDA DE UN ÁRBOL
No recuerdo si
el árbol daba frutos
o sombra,
solo sé que
dio pájaros.
Que era el
centro del patio
y de la
infancia.
Que en la
madera fácil
tallé tu
nombre encima
de un corazón
flechado.
Y no recuerdo
más:
tanto subió tu
nombre con el árbol
que pudiste
escaparte
en la primera
cosecha que dio pájaros.
LUCRECIA
Mi madre nunca
tiene en mis poemas
un lugar muy
exacto
siempre está
dando vueltas
huyendo y
regresando
aquí y
allá
de la vigilia
al alba
limpiando y
remendando mis palabras
como si fuera
oficio de la casa.
De artes y oficios
La
Casa de Poesía Silva y el Instituto Distrital de las Artes – IDARTES, presentan
en la Casa Silva el jueves 13 de octubre a las 6:30 de la tarde, el libro De
artes y oficios de la profesora Luz Mary Giraldo quien cuenta en su haber
con más de diez libros publicados, entre poesía y crítica literaria. La
presentación corre a cargo del escritor Cristo Figueroa.
En un ensayo sobre la autora, afirma la traductora y docente de Literatura anglo-americana Franca Bacchiega: “Tender a la armonía como búsqueda constante y primaria: éste parece ser el hilo conductor que une toda la poesía de Luz Mary Giraldo y le da un cierto color muy preciso donde dicha y desazón, luz y sombra, vitalidad y postración conducen a una búsqueda sustancial de asociación de los contrarios y de un orden en donde recogerlos; pero, asimismo, de búsqueda de un núcleo que los sostenga, que les permita manifestarse y volver a replegarse cuando el movimiento cumplido por ellos se haya terminado. Este proceso, en el que participa la misma autora mediante su implicarse dentro de las cosas que observa, que siente, se vuelve poesía.”
Luz Mary Giraldo. (Ibagué, 1950). Poeta, ensayista, historiadora de la literatura y antóloga. Profesora titular de la Universidad Javeriana de Bogotá y asociada de la Universidad Nacional de Colombia. Ha obtenido varias distinciones, entre ellas: en 1998 Beca Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura, en 2011 la Casa de Poesía Silva le otorgó el premio nacional «La poesía como una casa» y en 2012 el premio Internacional LASA-Montserrat Ordóñez por la antología Cuentan. Relatos de narradoras colombianas contemporáneas. Entre sus libros de poesía están: El tiempo se volvió poema (1974), Camino de los sueños (1980), Con la vida (1997), Hoja por hoja (2002), Tarjeta postal (2003) Sonidos en la luz (2009), Llévame como un verso (2011) y De artes y oficios (2015). Es autora de los libros de ensayo: En otro lugar. Migraciones y desplazamientos en la narrativa colombiana contemporánea (2008), Más allá de Macondo (2006), Ciudades escritas. Literatura y ciudad en la narrativa colombiana (2001, 2ª edición 2004). Ha publicado varias antologías de cuento, narrativa y poesía, así como valoraciones críticas de las obras de Fernando Vallejo, Germán Espinosa y R.H. Moreno-Durán, entre otros.
Más poderoso que la muerte
Como árbol de nubes y manto de pájaros al aire
llega el amor que desordena todo
con su música breve.
Más dulce que el vino y más poderoso que la muerte
llama con voz de seda tejida a flecha ponzoñosa.
Es vuelo de colibrí suspendido en el aire
y llega lo mismo que se va:
desafiando el silencio.
Dejarte ir
Tu rostro dijo adiós.
Quedamos los dos sin equipaje
desvanecido nuestro punto de encuentro
y el corazó sin fuerza para volver atrás.
Te dejé ir.
La herida fue profunda en el costado
cama vacía
en noche de invierno.
En un ensayo sobre la autora, afirma la traductora y docente de Literatura anglo-americana Franca Bacchiega: “Tender a la armonía como búsqueda constante y primaria: éste parece ser el hilo conductor que une toda la poesía de Luz Mary Giraldo y le da un cierto color muy preciso donde dicha y desazón, luz y sombra, vitalidad y postración conducen a una búsqueda sustancial de asociación de los contrarios y de un orden en donde recogerlos; pero, asimismo, de búsqueda de un núcleo que los sostenga, que les permita manifestarse y volver a replegarse cuando el movimiento cumplido por ellos se haya terminado. Este proceso, en el que participa la misma autora mediante su implicarse dentro de las cosas que observa, que siente, se vuelve poesía.”
Luz Mary Giraldo. (Ibagué, 1950). Poeta, ensayista, historiadora de la literatura y antóloga. Profesora titular de la Universidad Javeriana de Bogotá y asociada de la Universidad Nacional de Colombia. Ha obtenido varias distinciones, entre ellas: en 1998 Beca Nacional de Literatura del Ministerio de Cultura, en 2011 la Casa de Poesía Silva le otorgó el premio nacional «La poesía como una casa» y en 2012 el premio Internacional LASA-Montserrat Ordóñez por la antología Cuentan. Relatos de narradoras colombianas contemporáneas. Entre sus libros de poesía están: El tiempo se volvió poema (1974), Camino de los sueños (1980), Con la vida (1997), Hoja por hoja (2002), Tarjeta postal (2003) Sonidos en la luz (2009), Llévame como un verso (2011) y De artes y oficios (2015). Es autora de los libros de ensayo: En otro lugar. Migraciones y desplazamientos en la narrativa colombiana contemporánea (2008), Más allá de Macondo (2006), Ciudades escritas. Literatura y ciudad en la narrativa colombiana (2001, 2ª edición 2004). Ha publicado varias antologías de cuento, narrativa y poesía, así como valoraciones críticas de las obras de Fernando Vallejo, Germán Espinosa y R.H. Moreno-Durán, entre otros.
Más poderoso que la muerte
Como árbol de nubes y manto de pájaros al aire
llega el amor que desordena todo
con su música breve.
Más dulce que el vino y más poderoso que la muerte
llama con voz de seda tejida a flecha ponzoñosa.
Es vuelo de colibrí suspendido en el aire
y llega lo mismo que se va:
desafiando el silencio.
Dejarte ir
Tu rostro dijo adiós.
Quedamos los dos sin equipaje
desvanecido nuestro punto de encuentro
y el corazó sin fuerza para volver atrás.
Te dejé ir.
La herida fue profunda en el costado
cama vacía
en noche de invierno.
Tomado de Libros & Letras:
Los cuentos de Pedro
Gómez Valderrama
Por Marco Antonio Campos*
Pedro Gómez
Cristófano Allori, Judith con la cabeza de Holofernes, 1613. Fuente:
en.wikipedia.org/dominio público
I
Pedro Gómez
Valderrama (Bogotá 1923-Bogotá 1992) pertenece a la estirpe que parece
desprenderse –que se desprende– del Stendhal de La cartuja de Parma1
y las Crónicas Italianas, que se continúa en el siglo xix con el Marcel
Schwob de Vidas imaginarias y La cruzada de los niños, y sigue su
camino en nuestro siglo con libros de Jorge Luis Borges2, Juan José
Arreola, Italo Calvino, y recientemente de Pierre Michon, Antonio Tabucchi, y
de otro espléndido ficcionista colombiano, Pablo Montoya, es decir, aquellos
autores de extensa erudición en que las literaturas y la historia se vuelven
ficción actual y viva, o también, donde personajes históricos y literarios
pasan y pasean, como si usted y yo los viéramos ahora, por calles americanas y
europeas. A sus cuentos los autores no eluden combinarlos a veces con el ensayo
o la biografía. Por un lado, Gómez Valderrama unió el culto del libro y el goce
del viaje, y por otro, fue un gran sensual.
Cuesta mucho
explicarse o entender por qué Gómez Valderrama y Arreola son tan escasamente
conocidos fuera de sus países. Ese desconocimiento, esa vida secreta, no
excluye que sean cumbres del género, que fascinen siempre a los lectores, y que
Arreola sea también el minificcionista por excelencia. Gómez Valderrama
escribió seis libros de cuentos: El retablo de Maese Pedro (1967), La
procesión de los ardientes (1973), Más arriba del reino (1981), Los
infiernos del Jerarca Brown (1984), La nave de los locos (1984) y,
publicado póstumamente, Las alas de los muertos (1992). Como Arreola, el
colombiano nunca publicó cuentos de principiante. Algunos de ellos, como “La
aventura de la nieve”, “La mujer recobrada” o “Historia de un deseo”,
publicados a sus asombrosos diecinueve y veinte años, muestran y demuestran que
su destino era contar historias. Curioso: esos primeros cuentos muestran un
esquema de escritura que sería de hecho el mismo hasta las ficciones finales;
eso le da a su obra una afinada unidad en una sola mirada de conjunto. La
edición de Cuentos completos, publicada por Alfaguara en 1996, reúne en
un volumen los seis libros, edición que en mucho se debe a la mano de su hijo
Pedro Alejo Gómez, quien fue autor también del prólogo.
II
Rasgos característicos de las ficciones de Gómez Valderrama son una clara,
elegante y musical sintaxis, el conocimiento de personajes y épocas, una
imaginación equilibrada, un delicioso humor y una calculada habilidad para
crear la sorpresa en el curso o al final de la narración. De sus mayores
virtudes, una es la manera como introduce u oculta claves entre la narración y
coloca piezas en un tablero de animado ajedrez, tiempos disímiles y espacios
escalonados, y otra, las creación de momentos enigmáticos y situaciones
ambiguas que nos llevan a entrar a una zona de misterio que nos hace sentir una
continua avidez por saber qué sucede adelante. Pueden gustarse menos o más
algunas ficciones, pero aun en aquellas que nos parecen menos logradas,
hallamos sustancialmente párrafos y momentos deleitosos.
En buen número de
cuentos, el narrador colombiano se allegó recursos estilísticos, tan próximos a
Borges, como dar a otro, en buen número de casos, la supuesta autoría del
cuento, como si él sólo se aplicara a redondear la narración. La tarea del
narrador se reduciría engañosamente a encontrar las piezas que lo lleven a
armar el rompecabezas de lo que otro tuvo a bien escribir, se trate de
un informe, o del extracto de una memoria, o de testimonios variados, o de
manuscritos desconocidos o incompletos, o de documentos, o de una carta, o
simplemente de un sueño que tuvo… Uno debe estar muy atento al leer los cuentos
de Gómez Valderrama porque a menudo es muy difícil distinguir en sus páginas
dónde empieza la realidad y dónde la ficción. Una vez superados escollos
culturales o artísticos, el disfrute y la admiración de lo leído crece
pronunciadamente. A fin de cuentas, en el caso de la inmensa mayoría de
escritores, no son muchas las experiencias esenciales en el curso de la vida,
pero si se tiene talento y algo más, como señalaba Paul Valéry, pueden crearse
con ellas bellos orbes simbólicos.
Si nos atenemos a
sus narraciones, incluyendo su novela (La otra raya del tigre), pgv fue
casualmente un hombre del siglo xx. Pareció vivir en muchos países y en varios
siglos, pero en el trasfondo es perceptible el orgullo de saberse profundamente
colombiano. O si se quiere, fue un colombiano de dos continentes en los que
anduvo como un viajero en el tiempo. Sus narraciones tienen a menudo color de
oro antiguo. Los países donde suceden son ante todo europeos y sudamericanos,
salvo aquellos, como “Eliezer y Rebeca”, que tienen ecos y espejeos bíblicos.
Hallamos relatos de la Grecia clásica, del Medievo, del Renacimiento, de la
Ilustración, del Romanticismo, y claro, de la Colombia del Virreinato, de la
Independencia, del siglo xix y del maltrecho siglo xx. O más específicamente:
suceden en ciudades de España, Francia, Italia, Inglaterra, Escocia, Alemania,
Austria, Estados Unidos, Venezuela, Ecuador, en la rocosa isla de Santa Elena
–situada en mitad del vacío–, en la isla en que terminó confinado Robinson
Crusoe, o aun, en el mar inagotable.
Si hay un centro
en el centro de la cuentística de Gómez Valderrama es la viveza del fuego voraz
de Eros, sobre todo en las mujeres, que a su vez incendia irremisiblemente a
los hombres. En particular, eso da una energía insólita a las narraciones:
parece que regresamos a los primeros días del mundo en que el ímpetu de los
instintos avasalla a hombres y mujeres para una aventura que derivará en su
ventura o su desventura. La desnudez de la mujer –está implícito– es la más
alta Gracia que dio el Creador al hombre. Nada pierde más a éste como la boca
sedienta del sexo de las mujeres y la desesperación amorosa puede llegar a
convertirlo en esclavo o mendigo o loco o volverse un traidor al amigo o
terminar hecho un guiñapo para que lo recoja la muerte en su miseria. ¿A quién
le importa lo moral o lo inmoral cuando al llamado del deseo las pieles arden
como una hoguera? Eros enciende en llama viva a mujeres de la nobleza, a las
ávidas hijas de Carlomagno (en este caso a Emma), a la emperatriz Catalina de
Rusia, a la signora contessa Marina haciendo el amor con Cesare Beccaria
con un torcimiento mental y sexual que los une más, a las monjas solapadas del
convento católico Santa Cristina que supieron por generaciones aprovechar
admirablemente el tiempo con los hombres que llegaban al pueblo andino para
darse solaz en el lecho, a una cantante de ópera italiana a la que en la
cercanía de la muerte no deja de torturarle en el recuerdo la magnífica
temporada de concupiscencia con un examante inglés que conociera en Bogotá, a
una muchacha que se vuelve más deseable en una bicicleta, a dos mujeres
citadinas, acompañadas de un amigo, que de pronto se ven dentro de una orgía
desaforada en una aldea de pescadores colombiana la noche del 30 de abril, es
decir, la noche de Walpurgis, donde nadie en el desenfreno parece distinguir a
nadie, incluso al libidinoso demonio. ¿Qué hace al siervo, que envía el
patriarca Abraham para traer a Rebeca a tierras de Canaán a ser esposa de su
hijo Isaac, que lo hace faltar a su lealtad irreductible, si no el deseo que
los abrasa? ¿Qué pierde a fin de cuentas al pintor renacentista Cristofano
Allori si no la “profundidad lasciva” de la Mazzafirra, sin la cual Allori no hubiera
pintado obras maestras, en especial la inolvidable Judith y Holofernes,
pero que, al ser abandonado, termina dejándose morir? ¿Qué lleva al famoso
marqués Cesare Beccaria, que ha escrito un libro fundamental contra la pena de
muerte (De los delitos y las penas), tan aplaudido por los
enciclopedistas franceses, a hacer el amor con la signora contessa
mientras miran en la plaza a un reo y llegan al orgasmo en el momento en que es
ahorcado (“Olvido capital”)? ¿Qué es la desesperación atroz del marino de La
Marigalante (“¡Tierra…!) o de Robinson Crusoe en su isla (“El maestro de la
soledad”), si no la cruel abstinencia del cuerpo femenino? Gran lector del
Marqués de Sade (al cual hace protagonista de un cuento), el orbe erótico de
Gómez Valderrama, por fortuna, está lejos de esa ingeniería helada que son las
novelas del filósofo francés, quien quiso legar o legó a la posteridad una
“utopía del mal”, o si se quiere de otro modo, una “utopía para libertinos”.
III
Pedro Gómez Valderrama se interesó en la alquimia, la hechicería y lo
demoníaco y lo trató en sus ficciones. Desde siempre le atrajo lo fantástico y
lo sobrenatural. ¿Fue católico? No lo sé, pero en los cuentos es al menos
perceptible una honda formación católica, aun si a veces, o por eso mismo, haya
creído –adapto a Blake– que el verdadero escritor está del lado del demonio. No
en balde el diablo, gran invitado favorito como inquisidor fullero o actor
magistral, pasea por páginas de sus ficciones como Juan por su casa.
A través de sus
vidas recuperadas el escritor bogotano va revelándonos, para decirlo con
Emerson, sus hombres representativos: entre los políticos, Napoleón, Abraham
Lincoln, el romántico Simón Bolívar “(héroe digno de Byron”) y el
antirromántico Francisco de Paula Santander. Entre los escritores y artistas,
Cervantes, Byron y Borges, pero ante todo Stendhal, su verdadero dios, de quien
recrea con gran belleza páginas napoleónicas de La cartuja de Parma,
para mostrar, por ejemplo, que la batalla de Waterloo tuvo lugar no el 18 de
junio de 1815, sino el 2 de septiembre de 1938, cuando escribió el capítulo en
el cual el adolescente Fabrizio del Dongo asiste a la aniquiladora derrota del
ejército francés (“Responsabilidad de Stendhal en la batalla de Waterloo”). O
cuando vuelve también protagonista de sus cuentos a grandes figuras que
Stendhal admiró (Cesare Beccaria). O cuando, en otra ficción, que es un
homenaje, fabula orgulloso que una tía abuela de él tuvo acaso su única
aventura amorosa con el autor de Rojo y negro, y en otra sueña que
Stendhal tuvo un breve y ligero encuentro con el prócer de la independencia
colombiana Francisco de Paula Santander (“Cien años de aire”). Entre los
pintores, me parece que surge de manera muy especial, Hyeronimus Bosch, el
Bosco, a quien en el cuento que lleva el nombre del lienzo, lo hace pintar en
cubierta, en vivo y en directo, el cuadro tumultuoso (La nave los locos),
y en otro, El hombre y sus demonios, Bosch empuja malamente a la
muchacha más hermosa de la aldea al metal ardiendo de la campana para purificar
el metal y tenga para siempre una sonoridad inigualable.
IV
Después de la literatura, el arte que más apreció el
bogotano fue la pintura. Baste citar no sólo a Hyeronimus Bosch, sino a Filippo
Lippi, Cristofano Allori, un pintor polaco desconocido y Oskar Kokoschka; una
pintura de cada uno de ellos es tema central de un cuento: una imaginaria Monna
Francesca, Judith y Holofernes, Mazepa y La novia
del viento. De las mujeres, Gómez Valderrama retrata con viva simpatía a
dos grandes amores de dos héroes a la altura del arte (Manuela Sáenz y María
Walewska).
“El mundo existe
para llegar a un libro”, decía Mallarmé; los libros existen para llegar a un
libro, creo que diría Gómez Valderrama. La Historia modificada que él cuenta en
sus historias crea al mundo una nueva Historia. Si Schwob escribió unas vidas
imaginarias, las de Gómez Valderrama son, como hizo notar su hijo Pedro Alejo
Gómez, vidas probables. Gómez Valderrama supo que nuestro examen diario
de la realidad se basa en hipótesis, deducciones e invenciones más que en
certezas y verdades, y eso lo aplicó, con manos diestras, en cuentos que
parecen trajes impecablemente diseñados. Tuvo en sus libros algo que a todo
lector complace: el don de agradar. Es un acto de justicia decir que fue uno de
los cuentistas mayores de lengua española del siglo xx •
Notas
1 Para Gómez Valderrama era: “la novela más perfecta que
he leído: novela, ballet, comedia, historia”.
2 Sin la fervorosa lectura de Stendhal y Borges –tengo
pocas dudas– las vías literarias de pgv habrían seguido vías muy distintas.
*Marco
Antonio Campos (México, D.F., 1949) es poeta, narrador, ensayista y traductor.
Ha publicado los libros de poesía: Muertos y disfraces (1974), Una
seña en la sepultura (1978), Monólogos (1985), La ceniza en la frente (1979), Los adioses del forastero (1996), Viernes en
Jerusalén (2005), Dime dónde, en qué
país (2010) y De lo poco de vida
(2016). Es autor de un libro de piezas breves (El señor Mozart y un tren de brevedades) y uno de aforismos (Árboles).
Ha traducido libros de poesía, entre otros, de Charles Baudelaire, Arthur
Rimbaud, Antonin Artaud, Umberto Saba, Vincenzo Cardarelli, Giuseppe Ungaretti,
Cesare Pavese, Georg Trakl y Carlos Drummond de Andrade. Libros de poesía suyos
han sido traducidos al inglés, al francés, al alemán, al italiano y al
neerlandés. Ha obtenido los premios mexicanos Xavier Villaurrutia (1992),
Nezahualcóyotl (2005), Nacional de Letras Sinaloa (2013), el Iberoamericano
Ramón López Velarde (2010), y en España el Premio Casa de América (2005), el
Premio del Tren Antonio Machado (2008) y el Premio Ciudad de Melilla (2009). El
festival de Montreal le otorgó en 2014 el premio Lèvres Urbaines.
El Gran amor
Lanzamiento
del libro Nº 123 El Gran Amor de Cicerón Flórez
En la Biblioteca
“Colección Un Libro Por Centavos”
El próximo martes 18 de octubre, a las 6:p.m., en el Salón 2 de la
Biblioteca, la Decanatura Cultural del Externado de Colombia y la Biblioteca de
la Universidad invitan a estudiantes y público en general a participar de una
velada poética con el maestro Cicerón Flórez y el decano cultural y
director de la colección Un
libro por centavos, Miguel Méndez Camacho quiénes dialogarán sobre poesía y
darán a conocer la última publicación del maestro Flórez poemario n° 123 en la Colección Un libro por centavos.
El encuentro poético en la biblioteca se da como continuidad del
regreso de los Miércoles de
Poesía a este espacio de la
Universidad, luego de realizarse, durante varios años, en el Gimnasio
Moderno. Los estudiantes y todos los participantes recibirán como
obsequio el poemario y podrán compartir con los poetas la lectura en voz
alta. Los textos también pueden adquirirse en la librería de la
Universidad por $1.000 pesos y leerlos en formato virtual, en el portal del Externado www.uexternado.edu.co/unlibroporcentavos
El gran amor (fragmento)
Mía, llena de mí…
Arcilla que espiga entre mis manos y trepa mis sentidos, agua para
mis labios de sediento enamorado,
me quedaré para ti bajo las albas siempre acogedoras
y los días torrenciales, los días de todas las cosas del mundo que
el amor enseña y proporciona.
Mía, llena de mí…
Que nos bajen la luna a las almohadas,
para compartirla en nuestra noche de fecundaciones.
Para ti todas las cosas de este mundo, y yo.
Y un vaso para el agua pura y un mantel para el pan. Y un punto en
cualquier parte para hacernos el amor como si fuéramos sembradores de una
tierra nueva.
Mía, llena de mí…