Por
Pedro Baquero M.
Aquí una de las últimas
ficciones del escritor y catedrático Pedro Baquero, donde la ironía y la
perversidad que caracteriza sus recientes cuentos, le dan un color singular a
su escritura rítmica.
Alisten que ya casi nos vamos, dice y se
concentra en recoger su trasteo interminable. Masca con entusiasmo el último de
los dieciséis chocolates Ferrero, un regalo de Juanita con ocasión del Día del Maestro,
hace ya tres largos meses. La niña la observa complacida y quizá piensa que
repetirá el regalo. Tan dulce le parece su maestra. Mientras tanto, la teacher barre con la lengua las trizas
de almendra y avellanas que se han refugiado entre labio y encías. Es un
regusto extraordinario. Abre su bolso como un equipaje y sin prisa coloca las
treinta y tres láminas de cartulina con los dibujos de sus treinta y tres
pupilos. Mi número mágico, piensa, el número Maestro, el de la edad de Cristo,
el número de la entrega, del darse a los demás; ella cree en la numerología, en
el amor pedagógico, en el amor de Cristo; en su trabajo, en la Virgen del
Carmen, en el sistema escolar; es, en conclusión, una buena creyente, una
maestra.
Durante toda la
mañana dirige el trabajo esmerado de sus pupilos, pone su propio esfuerzo
creativo en la narración visual de las historias. ¿Han visto un flamenco?
Acuérdense que son como loros con las patas largas, muy largas y rosadas; pero
dibújenlos con medias, con medias de colores, de muchos colores como dice el
primer cuento. Ah, y no olviden dibujar bien las rayas, deben estar bonitas y
felices porque las rayas son las buenas y los tigres son los malos del segundo
cuento. Como Iván, profe, los tigres son como Iván. No, Juanita, Iván no es
malo, ¿verdad, Iván? Pero Iván no responde, mete la cabeza en su propio tigre,
lo moldea, traza la línea del colmillo asesino, se detiene en el filo de las
garras.
Mañana haremos
nuestra exposición y seremos el curso ganador, estén seguros, dice y mete en su
bolso las crayolas, las tijeras, su valorado libro de cuentos de Horacio
Quiroga, un frasco de pegante, una regla, el cadáver de una revista de viajes
que ha utilizado para recortar fotografías, un delantal manchado con tintas de
acuarela, un rollo de cinta de enmascarar, que ella prefiere porque adhiere
mejor que la cinta transparente y porque además oculta muy bien las uniones
entre una y otra lámina. Mete también en el bolso, junto con las llaves del
salón y un monedero, un suspiro canijo como una resignación, un jadeo taimado
que no puede saberse si de anhelo o fatiga. Se ausenta, viaja fuera del tiempo,
sin imágenes. Ligera y esbelta como un pájaro ignora por unos segundos el
cacareo del aula, vuela, se evade; pero Iván, el perverso; Iván, el diablo;
Iván, el infame; Iván, el canalla; Iván, el maligno; Iván, el terrible, el
revoltoso, el cruel, el execrable, el maldito, el vil, siempre Iván, el
iracundo, el imprevisible, el furibundo, el patibulario; Iván, el nefando, el
siniestro, Iván, Iván, Iván la trae de su ausencia para que lo salve de matar a
Juanita quien pasa por su pupitre y riega, sin querer, por accidente, por mala
suerte, por su desgracia, el tarro de témperas y le mancha el tigre, le
estropea el filo poderoso de las garras y ahora debe pagar su crimen, su
torpeza.
La lleva a rastras
asida de su larga cabellera. Juanita Rapunzel chilla, grita, clama por sus
largas trenzas rubias; auxilio, profe, Iván me mata. Iván, Iván, Iván suelta la
niña. Pero Iván no escucha; la arrastra y llora. El curso entero grita,
espolea, atiza y nadie se atreve a confrontar al terrible. La teacher vencida lo ase de los cabellos,
lo sacude, le grita, le arranca los pelos y logra que su demonio de Tasmania
suelte la presa. Juanita Rapunzel, mi niña, estás a salvo. ¿Qué hiciste mi
niña, para que este atrevido?; pero Iván, el demonio aúlla, sorbe mocos,
impreca; le voy a decir a mi mamá, vieja maldita, que usted me pegó, le voy a
decir, se lo diré, maldita.
La teacher tiembla, palidece como una flor
de otoño, sus lágrimas silentes gritan otro dolor. El timbre que anuncia el fin
de la jornada corta el silencio abrupto de la clase; pero sólo Iván,
huracanado, abandona el aula, arrastra la maleta, empuja un tumulto imaginario
y gana el pasillo tras un portazo. Pueden salir niños, ya pasó, perdón por
todo, dice y vuelve a su escritorio. Carga su bolso, hoy no cierra el salón
porque no encuentra las llaves, va de prisa entre los niños sorprendidos.
Juanita Rapunzel la toma de la mano, no llores profe y ella gime, se empina,
busca entre las cabezas de los estudiantes los cabellos espigados, tigrescos,
agudos de Iván, necesita hablarle, pedir perdón, explicarle las cosas. Lo busca
entre los chicos que descienden por la escalera; pero Iván ya no está. Quizá está
en la salida y empieza a descender los diez y seis peldaños. Ignora que Iván,
el vengativo se ha quedado el último y viene con los ojos cerrados y la cabeza
gacha como un toro de lidia a embestirla por la espalda. Aún no siente el golpe
macizo en la espina dorsal, que ella les explicó la semana pasada, ni ese dolor
atroz en la primera vértebra de la región lumbar. No sabe que rodará llevándose
a su paso otros chicos y que al final, sobre el último peldaño donde se
amontonan en desastre ella, Juanita y los otros niños después de la insólita
avalancha, con la cabeza rota sobre el bolso que como un talismán amortigua los
golpes en las gradas, va a encontrar a Iván, que ha rodado sobre ella y
entonces podrá hablarle cuando termine de escupir ese líquido ardiente y salobre
que escurre de los pantalones del chico, de ese demonio de Tasmania que llora,
gime, aúlla y aún no termina de orinarse en el rostro, en el cuerpo lisiado de
la teacher.
Pedro Baquero Màsmela nació en Neiva (Huila) en 1961.
Licenciado en Español y literatura de la Universidad INCCA de Colombia y
Magister en Docencia Universitaria de la Universidad de La Salle. Se desempeña
como profesor universitario en las áreas de pedagogía y didáctica de la
literatura. En 1989 publicó los relatos Fábulas y verdades de un garrafal olvido en los que
recrea el trasfondo social de la avalancha del Volcán Nevado del Ruiz. Su libro
de cuentos infantiles El
rey de la Salsa alcanza ya la séptima
edición en la Cooperativa Editorial Magisterio. Es autor de ensayos sobre enseñanza
de la literatura, docencia universitaria e investigación educativa. En la
actualidad prepara el libro de cuentos Fábulas perversas.