No. 458, Los libros, esos caminos que nos recorren

¡100.000 lectores semanales!


FUNDADORES: Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio. DIRECTORA: Amparo Osorio. COMITÉ EDITORIAL: Iván Beltrán Castillo, Fabio Jurado Valencia, Carlos Fajardo. CONFABULADORES: Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Guillermo Bustamante Zamudio, Fabio Martínez,  Javier Osuna, Sergio Gama, Mauricio Díaz. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica). Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Luis Rafael Gálvez, Martha Cecilia Rivera (Estados Unidos); Jorge Torres, Jorge Nájar, Efer Arocha (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Renato Sandoval (Perú); Luis Bravo (Uruguay); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela);
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NOCHE DE CONJURADOS





Como parte de la programación cultural de junio, la Fundación Fahrenheit 451 y Casa Rústica invitan a la presentación de tres autores colombianos, de la Colección Los Conjurados: Argemiro Pulido, Boris Julián Pinto y Amparo Osorio, quienes conversarán en torno a sus más recientes libros.

El evento contará con un aporte cultural de $10.000.
Lugar: Calle 70 #9-41 (Casa Rústica, Bogotá, Colombia).
Día: Viernes 30 de junio.

Tomado de “No me entierres en la nieve”: “Llegó precedida por el olor de las azucenas. Entró como una reina en su litera tapizada con pieles manchadas de tejones, flotando sobre los hombros de seis eunucos sudorosos. Los ha­bitantes del cementerio blanco fueron los primeros en saludar el séquito real de enanos sonrientes, funámbulos, volatineros, encantadores de flautas, buhoneros de largos sombreros, bebe­dores de serpientes y domadores de cuervos. Detrás, llegaron los vivos a recibir la visita inesperada de tan lejanas tierras que avanzaba en medio del polvo, los azotes de los cueros de las tamboras, la mirada enajenada de los niños descalzos y la corre­ría de sus madres, lavanderas, molineras, pilanderas que sabían descamar el pescado y componerlo en salmuera”.

Tomado de “Lúdicas”: “Cada uno de los textos que conforman este libro, más allá de los refe-rentes que puedan contener, buscan ser un modo de acercamiento a la palabra que dejamos de lado, mientras pasamos raudos por las rutas circulares de la cotidianidad. A esa palabra, que de una parte nos constituye, y nos permite transformarnos y transformar nuestro mundo; y de otra, nos alienta y nos da los condimentos que necesitamos para vivir”.


POEMAS DE EUGENIA SÁNCHEZ NIETO


Tomados de la antología “Azul Casi Púrpura” (2017), que acaba de comenzar a circular con prólogo de Carlos Fajardo Fajardo, libro que reúne la voz de cinco poetas colombianas: Patricia Suárez, Orietta Lozano, Amparo Osorio, Luz Helena Cordero y Eugenia Sánchez Nieto



Eugenia Sánchez Nieto*

LAS FORMAS DEL VACIO

Dentro de un gran salón hay una mesa enorme de billar
sus esferas de diversos colores se mueven
                                 sobre la pizarra verde
en penumbra hombres silenciosos
se desplazan en una danza lenta y alegre
observo detenida como una vela se derrama
                               y cae sobre la tela
una lámpara y un reloj diseñan la forma del olvido
desde la calle un hombre
entra armado buscando una mujer
la que lo observa cae lenta
                             con un tiro en la frente
el sonido lejano de una carambola
el billar se ilumina
amedrentados por el pistolero
salen uno a uno a la noche fría
un día más donde vivir es un milagro.

PALABRA EN EL VIENTO

1-
La palabra se bate con el miedo con el odio
de la entraña del tiempo vivido
del aturdimiento, del momento postergado
de la belleza
del canto imponente
asciende por el aire una mariposa azul
                                    titila en el viento.

Del tiempo de la infamia
                   de la blanca indiferencia
de los murmullos y la risa
                 del reclamo y el perdón
de la noche y sus pesadillas
                     del indescriptible vacío
brotan las palabras         
                        cargadas de sueño y delirio.

2-
Lo no dicho es una forma de pensamiento sin palabras
las palabras juegan a solas
al aire libre se colocan una detrás de otra
                                   imaginando una escalera
el hombre lucha por subir a través de ella.
Estas lo derrotan una y otra vez
las palabras tienen forma
y no están dispuestas a dejarse asir
las palabras se escapan una y otra vez
-algunos creen sostenerse sobre ellas
dominarlas y encontrar la cima-
nada las detiene
las formas juegan con los sentidos
ellas permanecen ocultas, expectantes…

ESCARLATA

Soñé con un leopardo que dormía
bajo mi cama
era inexplicable el motivo de tenerlo
por falta de costumbre olvidaba darle alimento
debilitado se extinguía lentamente…
en la noche para sobrevivir
                           pronto daría el zarpazo.

Un leopardo agazapado acechaba mi casa
la noche entraba y reclinaba su cuerpo
la puerta entreabierta…
el cuerpo desgarrado pintaba de escarlata la noche.

SIN ROSTRO

El rostro que perdimos nos indaga
                             a través de la noche
formas invisibles se acomodan, viajan, tropiezan
rastrean su imagen
alguien la encuentra y sale de la sombra
en el día se interroga y reclama un lugar
los espacios están copados
su rostro lo busca en el sueño.

El rostro que perdimos
nos busca en miles de rasgos
facciones diluidas, quemadas
la bella perpleja
una máscara para resistir el mundo
cuerpo abrasado
en el espejo una imagen que no le pertenece
una apariencia repugnante
grito hasta el fondo
                        nadie reacciona
nadie nos despierta de este mal sueño
de la entraña de la noche
el rostro calcinado nos estremece.

ANTORCHAS

En silencio profundo la multitud persistía bajo el sol y la lluvia
sombrillas de múltiples colores
rostros brillantes, cabellos húmedos, miradas concentradas
lenguas diversas subían los escalones, trepaban y abrazaban los cuerpos
el miedo había sido desalojado
la belleza de la noche se abalanzaba sobre la tarde
el susurro, el grito, el aplauso
todo tenía su lugar
ojos negros, verdes, azules, pieles sobrepuestas
cabellos húmedos al aire
la risa y su silbo misterioso.

Caía la noche con sus antorchas
resultaba extraño y maravilloso
aquella comunión de cuerpos y manos a la sombra del habla
el miedo había sido desalojado
el asombro de la expresión
palabra tocada, besada, atrapada
el poema se rendía ante la belleza concentrada de la multitud.


*Eugenia Sánchez Nieto (Bogotá, Colombia) Título de Filosofa de la Universidad Nacional de Colombia. Premios obtenidos en varios concursos de poesía. Libros publicados: Que Venga El tiempo Que Nos Prenda, Ulrika Editores, 1985, Con La Venia De Los Heliotropos, Ulrika Editores, 1990; los cuadernos “Las Puertas De Lo Invisible”, Departamento de Publicaciones del centro Colombo Americano, 1993 y “Visibles Ademanes”, colección viernes de poesía, Universidad Nacional de Colombia, 2004; el libro “Dominios Cruzados”  Editorial Caza de Libros, Agosto, 2010, Ibagué, Tolima; “Visibles Ademanes – Antología – Colección Un Libro Por Centavos,  Universidad Externado de Colombia, Bogotá 2013. Libro digital Lo Inasible, publicado por NTC, Gabriel Ruiz, Cali, 2016.


LOS LIBROS, ESOS CAMINOS QUE NOS RECORREN


Omar Ardila

“Si os dan papel pautado,
escribid por el otro lado”

Juan Ramón Jiménez

Cuando de manera reiterada se sigue anunciando el final del libro impreso, no deja de ser pertinente volver a exaltar la trascendencia del libro como generador de territorialidades culturales y de mostrar que también el cine ha estado preocupado por las relaciones intertextuales para la configuración de su propuesta estética, tal como nos lo muestra el filme Fahrenheit 451 de François Truffaut (París, 1932-1984), inspirado en la novela de Ray Bradbury (EUA, 1920-2012).

En algún país del futuro, una particular brigada de bomberos ya no se ocupa de apagar incendios sino de provocarlos para quemar libros. En dicho lugar, se han seguido las normas anti-incendio en construcciones, por tanto, la labor de los bomberos ha tenido ese extraño giro. Las personas del lugar están muy preocupadas por conseguir la felicidad y consideran que los libros son los más grandes enemigos para ese logro puesto que su lectura supone ejercer la posibilidad de pensar.
Los lineamientos para la convivencia están determinados por una “hermandad” creada a través de la televisión, en la cual pueden participar todas las personas desde su casa, como actores que realizan una aparente labor para la toma de decisiones. Por medio de aquella organización, en la que todos se llaman “primos”, se proclama el prototipo de persona que se quiere llegar a ser;  incluso, en lo físico, se pretende que todos sean rubios y de ojos azules.
Montag, un miembro de la brigada de bomberos, empieza a interrogarse por su labor luego de conocer a Clarisse, una joven maestra que le pregunta si alguna vez ha sentido curiosidad por saber qué dice alguno de los libros que quema. En adelante, Montag descubrirá el valor que aún conserva esa palabra escrita y se convertirá en un amante y defensor de los libros, hasta llegar a ser ajusticiado por sus propios compañeros.
Por fortuna, un grupo de vagabundos que no han estado de acuerdo con la práctica horrorosa de incinerar los libros, escogen como “acción de resistencia”, memorizar los libros para continuar trasmitiéndolos de forma oral a las futuras generaciones. Ese grupo de vagabundos será el destino final de Montag, quien memorizará y empezará a llamarse “Cuentos de amor y misterio” de Edgar Allan Poe.

En este filme, Truffaut confirma su cercano vínculo con la literatura, al realizar una adaptación casi íntegra de la novela de Bradbury. Desde muy temprano Truffaut comenzó la lectura de clásicos como Balzac, Sthendal, Víctor Hugo, Henry James, entre muchos otros, lo que le fortaleció su espíritu creador y le permitió construir interesantes historias para ser llevadas a la pantalla. Y fue precisamente con Fahrenheit 451 que nos confirmó su amor por esos libros que le habían acompañado, dándoles la dimensión honorífica de entes vivos, a través de los “hombres libro”.
La novela de Bradbury se compone de tres partes (Era estupendo quemar – La criba y la arena – Fuego vivo) las cuales guardan la continuidad del relato y una tradicional forma narrativa. Las descripciones que hace de los escenarios (futuristas) son bastante adecuadas para el desarrollo de la historia. Esto será muy tenido en cuenta por Truffaut en la producción de su filme, aunque mantiene una clara disposición por hacer del filme una nueva experiencia frente al mismo tema. En efecto, establece nuevas asociaciones a partir de las posibilidades que le brinda el dispositivo cinematográfico para que el espectador participe activamente en la construcción de sentido.
En los planos iniciales (con filtro rojizo), bruscos movimientos de zoom encuadran antenas para transmisión de señal televisiva, como indicando la dependencia de dicho medio para la configuración cultural de las personas en ese lugar del futuro. Más adelante nos enteraremos de que en las casas donde aún tienen libros, no hay antena de televisión, es decir, el tiempo que otros le dedican a la “pantalla perversa”, ellos lo dedican a la lectura.
Cada aparición de los bomberos en su labor de “limpieza” está desarrollada en secuencias con rápido desplazamiento de la máquina de bomberos – la cual, curiosamente, no parece muy futurista sino más bien de mediados del siglo XX –, acompañadas de una música angustiante, quizás heroica y con cierta presencia de suspenso en el ritual de la búsqueda e incineración de los libros. De esta forma se exalta la acción de los salvaguardas del orden en su “honrosa” práctica. Ellos creen estar liberando a la sociedad de la infelicidad que les propicia la lectura, pues asumen que los libros “no tienen nada que decir” salvo basura y confrontaciones vacías entre los autores. Por tanto, el mejor espectáculo que pueden presenciar es un incendio de libros ya que han encontrado en ellos la encarnación del mal y el enemigo inmediato que se debe destruir.
Hay otras dos secuencias que logran adentrarse en la memoria fílmica universal. En primer lugar, aquella en que los bomberos encuentran una enorme biblioteca en la casa de una anciana, quien decide morir felizmente junto a sus libros – ellos son su familia –. La anciana cae lentamente y, el plano siguiente, nos muestra un libro con la imagen de una mártir que es consumida por el fuego. Evidentemente, un acierto notable del montaje, encadenando la muerte del momento con tantas otras muertes del pasado por defender las causas libertarias. La otra secuencia trascendente es la que podríamos entender como epílogo, cuando Montag encuentra el campamento de los “hombres libro” – “Una minoría de indeseables que gritan en el páramo” –. A través de ellos podrá escuchar a Platón, Sthendal, Schopenhauer, Darwin, Einstein, Aristófanes, Buda, Confucio, y muchos otros que arriesgaron su vida  escribiendo “con sangre”. Hombres de todas la razas desfilan y en todas las lenguas repiten el libro que cada cual ha aprendido, mientras asisten a la llegada del Invierno, de la límpida nieve que los arropa.
La dirección artística y la producción escenográfica se esfuerzan por mostrar ese extraño territorio en el que todos buscan ser iguales. Se exaltan objetos que demuestran el logro alcanzado por los mundos de la publicidad y del diseño, en tanto constructores de referentes simbólicos directos que determinan las prácticas sociales y subjetivas. El casco de los bomberos tiene la inscripción “Fahrenheit 451” (la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde). El sitio más importante de las casas es una enorme pantalla que ocupa toda una pared, en la cual se desarrolla la televisión interactiva, con participación de las “amas de casa” como confirmadoras de los discursos previamente elaborados. Un “sabueso” robotizado es el que coordina el dispositivo para el buen uso del lanzallamas y, de igual forma, el encargado de detectar los movimientos extraños de cualquier sospechoso que insista en poseer libros. También es notoria la presencia del color rojo como un intento adicional de uniformizar todo. Son rojos, el carro de los bomberos, las paredes y las puertas de la estación, el logotipo que identifica los bomberos, el buzón donde se recibe la información de quienes ponen en peligro el orden establecido. En fin, un rojo que parece devorar los ojos del espectador, como el fuego que le quita la luz a la palabra escrita.
El tono apocalíptico que nos propone Bradbury respecto de los libros, es aprovechado por Truffaut para introducirnos en el debate sobre las posibilidades que tienen aquellos de seguir existiendo en medio de un mundo masificado y mediatizado, en el que las mayorías ya no tienen tiempo para algo que suponga cierto esfuerzo, mucho menos para sufrir el desplazamiento interno que surge tras el encuentro con un libro. “Ahora la vida es inmediata, el empleo cuenta, el placer lo domina todo después del trabajo ¿Por qué aprender algo, excepto apretar botones, enchufar conmutadores, encajar tornillos y tuercas?”. El aumento de velocidades ha llevado a que muchas cosas fundamentales (como los libros) las queramos condensadas. Resulta más cómodo leer resúmenes o escuchar las anécdotas de lo que otros han entendido o seguir un programa radiofónico de 15 minutos o leer los 20 renglones que sobre la materia dice una enciclopedia o aprender todo sobre un autor “en 90 minutos”.
Los valores han virado hacia lo práctico, lo masivo, lo sencillo, lo que puede uniformizarse. En este marco, los libros son tenidos como peligrosos porque muestran “los poros del rostro de la vida”, porque crean mundos fantásticos que le dan cabida a los sueños de cada individuo y lo invitan a volar más allá de sí mismo.

*Omar Ardila Murcia. Poeta, ensayista y analista cinematográfico. Ha publicado: Alas del viaje en un instante (2005), Palabras de cine (2006), Corazón de Otoño (2010), Espejos de niebla (2012), Antología de poesía anarquista –Tomos I y II (2013), Cartografías cinematográficas (2013), Esquizoanálisis y pensamiento libertario (2015), Devenires menores (2015) Luces sobre las piedras (2016), y Las cinco letras del DeseoAntología latinoamericana de poesía homoafectiva del siglo XX (2016). Es creador de los blogs: Cine Sentido y Pensar, crear, resistir.

OPINIÓN




Una de mis partes favoritas en “El cuento que no vendrá”, del maestro Armando Romero, es lafigura de las palabras que “empezaron a volar sobre las cabezas desprovistas de cuerpo y significado”, porque creo que es una de sus lecciones más profundas sobre el enamoramiento. Y es que un escritor de cuentos es, más que cualquier otra cosa, un enamorado. Uno que quizás espía, inmóvil desde un parapeto, hasta que esa sombra o ese viento o ese sentimiento que es una palabra que para él es única, de pronto se descuelga desde alguna parte, como sin sospechas, y se hace su soberana, lo coloniza. Lo impregna. Lo asfixia, incluso, hasta que él ya no puede hacer nada distinto que venerarla. Es después de allí que ya nada más importa porque es desde allí que todo lo demás se muestra. Despacio. Trabajando muy duro y con mucha paciencia. Nos recuerda Romero, agudamente, que escribir es asunto, en realidad, de crear el espacio para que la palabra, la gran soberana, ejerza. Que no es un escritor el que persigue historias pendientes de ser contadas, ni tampoco el que pretende inventarse los personajes que aún no ha producido la naturaleza humana. Que escritor es el que se arriesga a que el lenguaje sea la sorpresa. Gracias maestro por precisarlo de un modo tan claro. Gracias también a Con-Fabulación por compartirlo.
Martha Cecilia Rivera, Chicago

METAPHYSICA


Habría que decir
Que dicho todo
Aún está todo por ser dicho.

Armando Rojas Guardia

(Del poema: Sospecha)
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CARTAS DE LOS LECTORES

AMIGOS CONFABULADOS: Gracias por incluir siempre a nuestros autores colombianos en la diáspora. Me encantó el texto de Armando Romero. Miranda López

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QUERIDOS CONFABULADOS: Quedé encantado con el maravilloso libro de Jim Amaral, que reseñaron ustedes y conseguí en una prestante librería de Bogotá. Sencillamente fascinante.  Luis Armando Cáceres.

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QUERIDOS CONFABULADOS: Cuando tardan algo más de una semana en aparecer. Me preocupo imaginando que van a terminar el periódico. No desmayen. Son un espacio cultural muy importante para muchos colombianos. Gloria María Fajardo
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