No. 518. Haciendo ruido

¡100.000 lectores semanales!

Descripción: ConfabulaCabezoteActual

FUNDADORES: Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio. DIRECTORA: Amparo Osorio. COMITÉ EDITORIAL: Iván Beltrán Castillo, Fabio Jurado Valencia, Marco Antonio Garzón, Jairo Alberto López, Carlos Fajardo. CONFABULADORES: Fernando Maldonado, Gabriel Arturo Castro, Guillermo Bustamante Zamudio, Fabio Martínez, Javier Osuna, Sergio Gama, Mauricio Díaz. EN EL EXTERIOR: Alfredo Fressia (Brasil); Armando Rodríguez Ballesteros, Osvaldo Sauma (Costa Rica). Antonio Correa, Iván Oñate (Ecuador); Rodolfo Häsler (España); Luis Rafael Gálvez, Martha Cecilia Rivera (Estados Unidos); Jorge Torres, Jorge Nájar, Efer Arocha (Francia); Marta L. Canfield, Gabriel Impaglione (Italia); Marco Antonio Campos, José Ángel Leyva (México); Renato Sandoval (Perú); Luis Bravo (Uruguay); Luis Alejandro Contreras, Benito Mieses, Adalber Salas (Venezuela);
Si desea cancelar esta suscripción gratuita por favor responda este mensaje a Con–Fabulación
con el asunto “Retiro”

HACIENDO RUIDO


Descripción: ellas c

En el segundo semestre 2019, La Biblioteca Nacional organiza los primeros jueves de cada mes, el ciclo de poesía 'Haciendo Ruido': con la participación de las autoras incluidas en 'Ellas Cantan, Antología de Poetas Iberoamericanas' de la colección Un libro por centavos, de la Universidad Externado de Colombia.  En cada uno de los encuentros, los asistentes tendrán la oportunidad de escuchar y dialogar con las poetas invitadas. 

El ciclo 'Haciendo Ruido' inicia el jueves 11 de julio a las 6:00 p.m. en la Sala Aurelio Arturo de la Biblioteca Nacional. Las poetas invitadas son: Amparo Inés Osorio, Eugenia Sánchez, Carolina Dávila, Camila Charry, Clara Mercedes Arango y Luz Mary Giraldo, quien realizará la selección y prólogo de la antología.  

ACERCA DE LAS REFLEXIONES SOBRE LA FORMA
DEL POETA Y ENSAYISTA 
GABRIEL ARTURO CASTRO

Descripción: luis a, ramírez
Por Luís Alfonso Ramírez Peña*

Darle forma a las vastas discusiones acerca de la forma, es otro resultado de la vivencia inspiradora y de la actitud indagadora y profunda de  Gabriel Arturo. Acepta así, el reto de escribir sobre lo difuso con lo cual diversas escuelas de pensamiento, pensadores y poetas transitan por complejidades de las representaciones comunes del mundo para convertirlas, con su intuición sensible, en maravillosas imágenes poéticas. Surge, aquí, una radiografía detenida de variados creadores; unos con la razón, otros con la sensibilidad y percepción, pero todos en el intento del encuentro con sus realidades a través de la palabra. Esta bella reflexión del ensayista Gabriel Arturo me atrevo a relacionarla con el uso del concepto de forma en el estructuralismo lingüístico, y en Bajtín sobre el formalismo.   
En la concepción del signo lingüístico, Saussure hablaba de sustancia y forma, tanto del significante como del significado y la definición de la forma en uno de sus planos dependía de su relación con el plano opuesto. Si no se establecía tal relación, se estaba hablando de la sustancia,  de lo cual se puede concluir que allí la forma era el valor o la función del respectivo plano. Por ejemplo, se afirmaba que los fonemas eran formas porque el cambio de uno por el otro cambiaba el significado. Esa misma tendencia de entender el concepto de la forma fue la utilizada por el formalismo ruso suficientemente explicada por Bajtín (1994), para aclarar que los formalistas justificaban su denominación porque solamente consideraban la forma y excluían los aspectos ideológicos e históricos.
Indudablemente, el mérito del texto del ensayista y poeta Castro es conducirnos por los caminos de la materialidad física perceptible en los poemas “una constitución física de adentro hacia afuera” en la experiencia sensible de los poetas específicos. Enfoque diferente a los usos metodológicos de los formalistas, lo cual implicaba también un desconocimiento hasta del origen creativo en el poeta. En síntesis, la reflexión del poeta Castro es un excelente aporte al pensamiento desde perspectivas más realistas y próximas al fenómeno de la creatividad poética.    
__________________
M. Bajtín (Medvedev) (1994). El método formal en los estudios literarios. Madrid: Alianza

 *Doctorado En Literatura: Pontificia Universidad Javeriana Doctorado en Filosofía: Universidad Santo Tomas; Doctorate In Education: Newport University; Maestría/Magister: Instituto Caro Y Cuervo

DE ¡MUERA LA INTELIGENCIA! A
“LA DERROTA DEL PENSAMIENTO”
Descripción: carlos-fajardo
Carlos Fajardo Fajardo*

¿Atrapados sin salida?
¿Quiénes escuchan hoy a los intelectuales creadores? ¿Quién los lee ahora? ¿A quién le interesan sus apuestas, confrontaciones y propuestas? ¿Para qué escuchar problemas, comprar crisis, llenarse de preocupaciones, ponerse en actitud desafiante ante los desgarramientos del mundo? ¿Quedó el intelectual sin público, sin audiencia? Las condiciones son claras: al intelectual creador se le ha remplazado, o bien por el periodista embustero y charlatán, agente y esclavo de los grandes oligopolios mediáticos; o bien, por “expertos” y técnicos, funcionarios duchos en “hacer gestión” administrativa.
Vivimos en una época con un tenebroso declive del pensamiento, donde se ha proscrito la inteligencia humanística social, ética, estética y la formación intelectual. La derrota del pensamiento, parafraseando a Alain Finkielkraut, es nuestro actual destino de cultura fallida. Aquella tenebrosa frase de “¡Muera la inteligencia!”, la cual pronunció el General franquista José Millán Astray 12 de octubre de 1936 frente a Miguel de Unamuno en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca, parece cada vez más diciente, terroríficamente veraz y aplicada en todos los ámbitos de la sociedad, anunciada sin ninguna vergüenza, más aún, con cierto orgullo cínico y amenazante ante los defensores del pensamiento humanista. Acompañando a dicha frase, los fascistas de última hora también exclaman “¡Viva la muerte!”, grito dictatorial con que aplauden eufóricos un sepulcral triunfo.

Fracaso de la cultura humanística letrada; declive de la esperanza en una educación racional, ética, que conduciría a la “mayoría de edad” cultural y política ciudadana. Fracaso de la reflexión permanente sobre el hombre, su destino y su historia. La batalla de los humanismos filosóficos contra la racionalidad productiva e instrumental parece desigual, se diría perdida. Dicha racionalidad no trabaja con éticas ni con sentimientos; no es misión suya pensar desde las lógicas del arte y las sensibilidades poéticas; su visión se concentra en las lógicas de las competencias rentables, en un Homo Economicus llevado al extremo, a su máxima expresión de poder. Con ello se tecnifican cada vez más los dispositivos de control y disciplina a los sujetos, quienes, sumergidos en una burbuja de obediencia, engaño y mentiras, viven en un adoctrinamiento exquisito que se hace tolerable y que, incluso, perversamente se disfruta. Son los “atrapados sin salida”, recordando el título de la película de 1975, del director Milos Forman.
Atrapados por el neoliberalismo, la hecatombe se hace evidente, diríamos inevitable. Ante el entierro de las utopías modernas, sabemos que el capitalismo ha instalado otra utopía individualista que convierte al Yo en plenipotenciario, cínico, indiferente, abrumado por “la sociedad del rendimiento”, que le exige ser cada vez más eficaz, más eficiente, más hábil, más audaz y competidor, una sobrehumana potencialización de su Yo esclavizado, viviendo con el temor de que lo consideren inútil, inepto, incapaz, desechable.
La dominación y subordinación es real, sólo que matizada por los imaginarios de la “libre voluntad” de escoger y vivir en la “gran variedad de lo mismo” que oferta la sociedad multi-estandarizada del mercado. De tal manera que la cultura asume roles turísticos: va de un aquí a otro aquí, desmontando al nómada explorador, al aventurero, que busca cambiar de condición, que se encamina hacia una posibilidad distinta, siempre de viaje, en libertad hacia “otra cosa”. Al hermeneuta, al “caminante”, que encuentra placer en el cambio y la transitoriedad, lo han atado y maniatado las fuerzas del mercado, es un usuario con pulsión de compra. Sólo gira en torno a un círculo vicioso. Se mueve, pero no con el fin de mutar, sino de mantenerse en condición de feliz usuario. Eso ha llevado a que en la actualidad casi todas las esferas de la cultura caigan en un lenguaje trivial, apropiado a la comprensión del “cliente”.
En el remolino de este panorama, los artistas e intelectuales sienten el declive de su actividad, el ocaso de sus apuestas, la pérdida de influencia social. En esta época del triunfo del pensamiento calculador y de rendimiento ¿dónde cabe el saber que surge del asombro, de la incertidumbre, la angustia frente a la múltiple variedad de lo real? ¿Dónde quedan las sensibilidades que viven en el mundo de la confrontación crítica, en la problematización social? Bajo estas circunstancias, el pensamiento crítico-creador ha pasado a ser considerado innecesario, inútil, pura especulación, ensoñación, fantasía. A la sociedad del rendimiento, con sus controles y autocontroles, con sus dispositivos de sometimiento y técnicas de seducción, estas apuestas críticas no les interesan.
Mantener el espíritu crítico
Todo esto lo que ha generado es un empobrecimiento social que pone en peligro al pensamiento autónomo e impone las ideologías hegemónicas, legitimadas por los poderes transnacionales y los medios monopólicos. Con un plan perversamente organizado de antemanoello conduce hacia lo que llama Theodor Adorno a un “atontamiento sintético”, donde no opera lo analítico, sino una cierta mismidad, una dependencia de colaboración con las trampas perversas de lo establecido. Sus resultados son la superficialidad, la enajenación, el fanatismo, la violencia en todas las relaciones sociales. Esa identificación pasional con la ideología autoritaria convierte a los sujetos en seguidores idólatras, peligrosos y delirantes.
Es la “pobreza de la experiencia”, de la que hablara Walter Benjamín, la cual construye un ambiente espiritual de seudo-saberes y “seudo-culturas” que, en palabras del pensador alemán, reaniman “la astrología y la sabiduría yoga, la Chistiam Sciencie, la quiromancia, el vegetarismo y la gnosis, la escolástica y el espiritismo (…) Sí, confesémoslo: la pobreza de nuestra experiencia no es sólo pobre en experiencias privadas, sino en las de la humanidad en general. Se trata de una especie de nueva barbarie”.1
Una “nueva barbarie” que se procrea y se retroalimenta día a día sin obstáculo alguno; que promueve entre los ciudadanos, por una parte, las ideologías del rendimiento competitivo, de la adaptación, de las rentabilidades, del éxito y la fama; por otra, la racionalización instrumental del terror, del crimen, la justificación a la maquinaria administrativa, las censuras al pensamiento disímil, las exclusiones, las xenofobias, los autoritarismos, la agresión insolidaria.
Al desmontar y evaporar de forma paulatina la función del pensador-creador se pone en riesgo no sólo su misión crítica, sino la misma democracia, y esto es lo preocupante: pérdida de justicia y derechos, de la libertad a pensar diferente; dictadura simulada con reglamentaciones y estatutos promovidos por partidos de derecha; autoritarismos doctrinales y censuras a voces divergentes, donde se pierde aquel “derecho a abrir la boca”, que tanto defendía Günter Grass.
Queda entonces mantener el espíritu crítico y analítico que ha caracterizado al intelectual creador. “Mantener vivas las preguntas por el Ser peculiar del hombre y de su mundo propio, que es la cultura; mantener viva la tremenda pregunta por el fundamento último de todo esto”. (Danilo Cruz Vélez.) 2 Ese es su mayor reto, pues, aun cuando se haya esfumado su audiencia; aun cuando haya quedado muy poco de público lector, debe seguir produciendo, insistiendo, trabajando desde su soledad creativa que lo mantiene vivo, que justifica su estadía sobre la tierra, lo salva de no ser absorbido por la hecatombe utilitarista, mercantil, devoradora.
Abocados a un vacío histórico
Podemos deducir que estamos abocados a un vacío histórico donde ya no nos reconocemos como cultura ni como individuos. A eso tienden las derechas de última hora en América Latina: refundar las verdades históricas de sus países, imponiendo una historia de mentiras y falsedades. “Refundar la Patria” es la frase utilizada por las derechas colombianas, lo que quiere decir fundar e imponer una nueva historia, mentir sobre los sucesos del pasado, ver las matanzas y las atrocidades cometidas por los poderosos contra los pueblos como ficciones y “mitos”. 3

Sí, se intenta refundar e imponer una nueva y falsa historia que limpie tantos hechos de matanzas, tanta injusticia cometida y ungir la historia con nuevos aromas, falsos y perversos por cierto, para unas futuras generaciones, a las cuales lenta y progresivamente se les ha ido desterrando la verdadera memoria colectiva. Bien lo dice Ricardo Chica: estos lapsus, “errores” y gazapos históricos “van configurando un discurso de reescritura histórica”, todo para “sus beneficios ideológicos”.

Se pretende modificar la memoria colectiva, social, histórica, personal; hacernos mover entre flujos de olvidos instantáneos, inmediatos, etéreos, fugaces, que se vierten en el botadero, desmontando una memoria reflexiva y analítica de su tradición en busca de nuevos horizontes. De modo que se proponen desterrar la memoria que se enriquece de su pasado, pero a sí mismo contra éste se rebela; es decir, la que está adentro y afuera de la tradición, permaneciendo en ella para alimentarse, a la vez rompiendo con ella para construir, en una permanente actitud de creación activa, otras posibilidades.

¿A quién le sirve que se instaure el olvido como técnica amnésica? ¿Quién se beneficia de esta estrategia que miente sobre los horrores históricos? Todo ello está hoy por hoy escrito en los guiones de un neoliberalismo devastador: poner en cuestión la importancia de la memoria, para montar una maquinaria sistemática de ignorancia y olvidos, desde la cual no se critique la rueca trituradora de una historia levantada sobre injusticias infames.
Para lograr esto, archivan en el cuarto de San Alejo a los pensadores, artistas, escritores, poetas, historiadores que mantienen viva la llama de las inquietudes. Anularlos, silenciarlos, a la vez que censurar en la educación la libertad de pensamiento, de expresión y de cátedra, es su estrategia. He aquí un proyecto que se quiere imponer como imperativo ideológico en contra de la docencia investigadora, ética y comprometida con el pensamiento crítico.
Se trata de una nueva Regeneración que, como la de 1885 en Colombia, desea controlar instituciones educativas, archivos históricos nacionales, bibliotecas públicas, centros de memoria histórica, los pensum académicos, las cátedras de los docentes, la libertad de prensa, e imponer, si los dejan, autos de fe y un nuevo INDEX o índice de libros prohibidos para ser quemados frente a las catedrales.  Como se aprecia, esta neo-regeneración despótica, absolutista, con poderes para proponer y elegir a sus cuadros; para desterrar, exiliar, desaparecer y silenciar a sus opositores, es la que hoy por hoy gobierna a Colombia, y de forma soterrada ha resucitado la Ley 61 de 1888, la cual autorizaba al Presidente de la República imponer prisión, expulsar del país o confinar en algún lugar del territorio a los opositores y perturbadores del orden público.
Hacia 1903, Charles W. Bergquist, realizaba una radiografía de Miguel Antonio Caro y los Regeneradores de turno: “Faltándoles lazos estrechos con la comunidad liberal de Occidente –escribía- estos conservadores encontraban en el pensamiento católico y español su sustento intelectual (…) Satisfechos con su posición en la vida y a buena distancia de la crítica extranjera, no sentían ninguna vergüenza ante el atraso de su país”. 4

Los más de cien años de distancia que nos separan de estas frases se presentan bastante patéticos en la actualidad. El cinismo de los Regeneracionistas de última hora frente al encierro del país y ante las atrocidades por ellos cometidas es denigrante y, con toda seguridad, muy peligroso. Neo-oscurantismo, autoridad teocrática y paternalismo feudal.
__________________________
* Poeta y ensayista colombiano.
1 Benjamin, Walter. “Experiencia y pobreza”, En: Discursos interrumpidos 1. Traducción de Jesús Aguirre. Buenos Aires: Taurus, p.169.1989.
2 Sierra, Mejía, Rubén, Cruz, Vélez, Danilo. 2015. La época de la crisis. Conversaciones con Danilo Cruz Vélez. Bogotá: Universidad de los Andes.
3 Tal es el caso de la matanza de las bananeras la cual  para María Fernanda Cabal es sólo un “mito”, o bien, la Independencia de la Nueva Granada en la que, según el Presidente Iván Duque, participaron “desinteresadamente”  los padres fundadores de los Estados Unidos. Ambos casos no son gratuitos. El guión está de antemano concebido y construido.
4 Citado por Gonzalo España en El país que se hizo a tiros. Guerras civiles colombianas (1810-1903). Pág. 194. Bogotá: Debate, 2013

METAPHYSICA


No hay tiempo que perder
A la hora del cuerpo en el naufragio ambiguo
Yo mido paso a paso el infinito

Vicente Huidobro

***

CARTAS DE LOS LECTORES

CONFABULADOS: Felicitaciones y adelante. Abrazo grande. Norberto Barleand

***

AMIGOS CONFABULADOS: Gracias por ese periódico tan ilustrativo y siempre cultural.Sofía Ardila

***

QUERIDOS CONFABULADOS: Gratas y célebres frases y poemas encuentro siempre en su espacio Metaphysica. Congratulaciones. Daniel Ávila Montes
***



1 Benjamin, Walter. “Experiencia y pobreza”, En: Discursos interrumpidos 1. Traducción de Jesús Aguirre. Buenos Aires: Taurus, p.169.1989.
2 Sierra, Mejía, Rubén, Cruz, Vélez, Danilo. 2015. La época de la crisis. Conversaciones con Danilo Cruz Vélez. Bogotá: Universidad de los Andes.
3 Tal es el caso de la matanza de las bananeras la cual  para María Fernanda Cabal es sólo un “mito”, o bien, la Independencia de la Nueva Granada en la que, según el Presidente Iván Duque, participaron “desinteresadamente”  los padres fundadores de los Estados Unidos. Ambos casos no son gratuitos. El guión está de antemano concebido y construido.
4 Citado por Gonzalo España en El país que se hizo a tiros. Guerras civiles colombianas (1810-1903). Pág. 194. Bogotá: Debate, 2013.