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YIRAMA CASTAÑO GÜIZA
PRIMERA EDICION, 2011
COMUN PRESENCIA EDITORES. COLECCIÓN LOS CONJURADOS, 47
SAN SILVESTRE
A Clara Inés Güiza
Intento vestir tu delgada figura
para caminar las hirvientes calles,
que tatuaron el mapa de tus pies.
Y alcanza la vista para divisar el río,
las pequeñas casas de esta orilla
y el vaho de la muerte en los espejos.
Ya no es,
de este lado,
como lo conociste.
Miles de lenguas
se han lamido el puerto.
De las alianzas entre hombre y madera,
sólo quedan crucifijos en el pecho.
Mañana visitaré la ciénaga.
Puede ser que allí te encuentre,
sembrando tu humedad,
en tierra color bermejo.
Con los mismos ojos tristes de la niña
que dejó puesta su mesa
para escaparse con el tiempo.
NUBE DE SEPTIEMBRE
“Tu me quisiste cuando niño y eso quiere decir para siempre”.
(Raúl Gómez Jattin)
Mi fuerte e inamovible dama blanca,
¿Cómo puede tu cuerpo soportar
el peso de tu carga?
Imposible evitar la expansión de la rabia.
Ese líquido viscoso que llueve el espacio
entre uno y otro hueso.
Mi grande y alta dama blanca,
¿Cómo puede tu espíritu
encontrar el alma de una noche clara?
Imposible tender una limpia sábana
sobre la cama y su fantasma.
Mi hermosa y distante dama blanca,
¿Cómo sacar de tus entrañas la memoria?
Mi dulce y triste dama blanca,
he rehusado pertenecer a la
fría luz de una mañana sacrificada.
¿Cómo puedes pedirme que agote en un día
la miel con la que siempre
pinto mis labios?
El CÍRCULO DE SALOMÉ
El viento silba su nombre.
Y no es de noche.
Sólo es un día que sigue al otro.
Y está de vuelta.
No es esta la calle.
No es esta la casa.
La puerta no abre con la misma llave.
Sin embargo, es el mismo paisaje que se mueve,
el otro país,
la otra ciudad,
los de siempre.
Y un cuerpo extraño al lecho,
y una cabeza en medio del bautizo
y ese silencio que se lleva el río.
MALABAR EN EL ABISMO
ANTOLOGIA POETICA
COMUN PRESENCIA EDITORES, 2012. (COLECCIÓN LOS CONJURADOS), 58
PRÓLOGO
No tengo la intención del desafío,
ni la premura por un juego de palabras.
No poseo el concreto de la línea en el poema,
ni la lucidez de cifras en la aurora.
No merezco un nombre que autorice
la búsqueda universal en primavera,
ni la mentirosa voz en la puerta de mi fuego.
No entiendo el coro de ángeles testigos
en una caída de noches anunciadas,
ni los demenciales silencios
dando el sí en mi costado.
No puedo construir la imagen
a partir del vacío con cerrojo,
ni aplaudir al inventor de la acrobacia
que finge ser bandera.
Para escribir y amar sólo mis manos.
RUMOR DE CIEGOS
Luego del lamento,
luego de la estrechez en muchos cuartos.
Aun después del ahogo en una cama,
aun después de los silencios.
Más allá de la agonía y las deudas del amor,
más allá de la frontera entre los labios.
Tarde y noche.
El feliz jinete se despide.
Ahora, en el futuro,
desprendido de la tierra,
retoma la inocencia.
Ese niño recorre los parques,
en busca del trébol de cuatro hojas.
MALABAR EN EL ABISMO
Di mi nombre una vez
llévame, breve,
entre la seda
o la espiral hirviente.
Recorre conmigo el laberinto
para no llegar
o para fugarnos en la ceguera.
Aunque el año que nos sigue
esté tan lejos.
Deja resbalar la tristeza
mientras duermo
Despojo anciano,
sepulcro de la culpa.
Deslízate en la cavidad de los lamentos.
Allí me encuentro.
Detenida. Pálida.
En invierno.
Toma el corcel
y busca mi disfraz.
Es preciso que te espere.
Suave, en harapos.
Al margen del poniente.
Agrega un redoble o esta noche:
La cumbre de mi sueño está nevada.
Ligera, feliz.
Yirama Castaño Güiza. Nació en Socorro, Santander. Periodista y editora. Participó en la creación de la Revista y de la Fundación Común Presencia. Hace parte del Comité Asesor del Encuentro Internacional de Mujeres Poetas de Cereté, Córdoba. Sus poemas han sido traducidos y publicados en medios de Colombia y el exterior. Ha participado en los más importantes Festivales de Poesía en Colombia y en Encuentros de escritores a nivel internacional. Ha publicado los libros de poesía: El Sueño de la Otra, Ediciones El Humo, México, 2019. Segunda Edición. -Corps avant l´ oubli, Cuerpos antes del olvido (Yirama Castaño, Stéphane Chaumet y Aleyda Quevedo), Ediciones de la Línea Imaginaria, Ecuador, 2016; Poemas de amor (Yirama Castaño, Josefa Parra), Ediciones Corazón de Mango, 2016; -Malabar en el abismo, Antología, Común Presencia Editores, Colección los Conjurados, 2012; Memoria de aprendiz, Común Presencia Editores, Colección Los Conjurados, 2011; El sueño de la otra, Colección Prometeo Serie Hipnos, 1997, Primera Edición. Jardín de sombras, 1994 y Naufragio de luna, 1990.
Aparición en las más recientes antologías:
Pájaros de sombra, 17 poetas colombianas, Vaso Roto ediciones. 2019. Queda la Palabra Yo, Antología de Poetas Colombianas Actuales. Ediciones La Palma, Colección eMe, España, 2018. -Antología Poética Ventre de Lumiére, Vientres de luz, 14 poetas colombianas + Jattín, Uniediciones, Colección Ladrones del Tiempo, 2017.
AUTORITARISMOS Y PANDEMIA
CARLOS FAJARDO FAJARDO*
Bajo la imposición de normas y decretos que se producen en este tiempo de pandemias con el pretexto de “aplanar la curva” ¿No se estará escondiendo un cierto experimento de autoritarismo y de poder que dialoga con las estrategias neofascistas? ¿No se estará produciendo una gran falacia a nivel global para aplicar tecno-controles, vigilancias y castigos en el presente y en un futuro cercano? A medida que pasamos por el “confinamiento obligatorio preventivo” se van despejando los campos, generando varias dudas sobre los actuales acontecimientos.
Podríamos suponer que las prohibiciones y cohibiciones, los toques de queda, la vídeo y digito vigilancia extrema de nuestros datos personales, las restricciones severas, no serán aplicadas solamente en la época de la emergencia, sino que, y de allí nuestra alarma, se irán adoptando en las épocas de una supuesta normalidad cotidiana. Esto es lo preocupante. De por sí, surgen varios interrogantes: ¿Qué hay detrás de este mecanismo autoritario y autocrático, que regula nuestra vida pública e íntima? ¿Qué desean comprobar? ¿Acaso estudiar nuestro comportamiento y el cómo respondemos al panóptico y al sinóptico social impuestos?1
Los métodos de represión son de indudable factura fascista: propaganda y publicidad extrema al servicio de una obsesiva idea: el Covi-19, Leviatán que se ha tragado todo y se ha vuelto un virus pantallizado y digital más peligroso en el interior de nuestros hogares que en el afuera. Miedo, pánico y muerte. La carga de responsabilidad puesta sobre los sujetos es terrible y, sobre todo, mortal; tiene olor a sepulcro a cremación segura.2
Con esta estrategia de seducción constante, los medios, los políticos y todas las instituciones de reglamentación autoritaria, están implantando técnicas de terror y de obediencia, castigo y sanción, produciendo conformismo en ciudadanos resguardados en sus nichos. Dichos nichos, recordando a Max Weber, se han transformado en especies de “jaulas de hierro”, pero paulatinamente endulzadas, ablandadas, a través de la banalización de los gustos, con la trivialización de Netflix y la idiocia viral de una farándula nacional e internacional.
Por su parte, el llamado “síndrome de la cabaña” o del bunker, con su horror al ágora, al semejante, nos está construyendo no un sentido de solidaridad, sino un modelo de individualización competitiva. Esto no es otra cosa que la colonización lenta, sistemática y planeada de nuestros deseos. Casi todas las acciones del afuera han quedado confinadas, han llegado a un punto nulo, y es allí cuando las estrategias antidemocráticas contra los derechos humanos, destructores del Estado de Derecho, se ponen en funcionamiento. Los gobiernos neoliberales le llaman “medidas de contingencia”; sin embargo, dichas medidas se ejercen con una carga de castigo y negación violenta, de exclusión, marginación de unos muchos –el pueblo raso- pero de ayuda para unos pocos -clases privilegiadas-. Jerarquización visible en una sociedad violenta y clasista.
Con la masificación de todos los dispositivos tecnológicos se incrementa la neo-esclavitud, tanto física por el confinamiento, como mediática. Ello agudiza mucho más el espíritu de obediencia, propicio a los intereses del autoritarismo. Se trata de convertir al ciudadano en un conciliador y colaborador de las reglamentaciones arbitrarias, las que, incluso, van en contra de su dignidad. De modo que los ciudadanos pueden perfectamente asumir la defensa de dichas leyes con fervor, fanatismo, violencia, dogmatismo, brutalidad y emotividad descontrolada a favor de sus propios verdugos, asumiéndolos como entidades todopoderosas.
Las condiciones, entonces, están servidas para instalar con mayor fuerza los objetivos y principios de un fascismo vivo y galopante, como son el impulsar, de forma más decidida, un ultranacionalismo en contra de los migrantes del tercer y cuarto mundo; mantener la xenofobia y la diferencia clasista y étnica; sostener las fronteras entre un “nosotros” y unos “ellos”, legitimadas y aceptadas por el pánico al extraño, al diferente; incrementar los fake news, los cuales, a través de una estrategia de repetición propagandística, se imponen como verdades indiscutibles; concebir un sistema de limpieza demográfica darwinista donde mueran algunos excluidos de las “subclases” y sobrevivan los “elegidos” de las élites hiperclasistas. A la vez, gracias a la crisis, legitimar la autoridad contra aquellos que se oponen a las disposiciones, considerados antisociales y promotores de la desobediencia civil. Las maquinaciones fascistas se ven más claras a medida que avanza la pandemia, aprovechan el momento para promover la fractura social y el distanciamiento, el “sálvese quien pueda”, la atomización entre los “buenos” y “malos” ciudadanos, el ignorar los derechos humanos, constituirse en únicos salvadores de la crisis, detener todas las protestas sociales que contra el neoliberalismo se vienen gestando exponencialmente a nivel global.
Claro, tales medidas antipopulares cuentan con el apoyo de banqueros, industriales, políticos de la ultraderecha y del imperio, lo cual sugiere que el Covid-19 no sólo es real –eso no se discute- sino que se le aprovecha para exagerar y montar desde él un espectáculo donde la demagogia de una quiebra económica de los oligopolios financieros y la bancarrota de los grandes empresarios se vuelve caldo de todos los días para exigir regalías a favor de los acaudalados. Al mismo tiempo, los gobiernos neoliberales aprovechan la desesperación y desprotección que va dejando la pandemia para edificarse una imagen de benefactores caritativos, creando un sofisma humanitario sin importarles las consecuencias sociales y políticas que contiene tal cinismo.
Como se observa, el que saldrá más beneficiado, con inmensas ganancias después de la pandemia, será el sistema bancario, quien hará préstamos con altas tasas de interés a microempresarios quebrados y a ciudadanos desesperados. Otros beneficiados serán esos mercaderes de las enfermedades llamadas industrias farmacéuticas, como también los gobiernos y los sectores privados que aprovecharán la crisis para realizar despidos masivos, imponer el trabajo por horas y el tele trabajo, realizar reformas laborales y tributarias, liquidar sindicatos, suprimir los fondos de pensiones estatales, primas, cesantías, el pago del trabajo nocturno, reprimir las protestas sociales, implantar la educación virtual de baja calidad, la masificación de dispositivos de audio y video vigilancia, los panópticos caseros y la híper-implantación del miedo y del odio en la vida cotidiana.
“Si no nos despertamos, nos advierte Thierry Meyssan, el grupo actual impondrá de forma duradera una aplicación de rastreo en los teléfonos móviles para vigilar los contactos individuales de todos, arruinará las economías de ciertos países para transferir la fuerza de trabajo hacia la industria del armamento y acabará convenciéndonos de que China es responsable de la epidemia de Covid-19, con lo cual se justificaría aplicar a China la llamada «doctrina de contención» (…) Si no nos despertamos, la OTAN –que supuestamente estaba en «estado de muerte cerebral»– va a reorganizarse. Se extenderá por el Pacífico, comenzando con la incorporación de Australia (…) Si no nos despertamos, la enseñanza será reemplazada por un sistema de adquisición de saber a domicilio, nuestros niños se convertirán en cotorras desprovistas de espíritu crítico, sabiendo de todo pero sin conocer nada”. 3
A contracorriente de aquellos que aseguran con una extraña esperanza la caída del sistema capitalista neoliberal, creemos que éste saldrá favorecido, pues aprovechará todo aquello que se constituyó en emergencia temporal para volverlo necesidad perpetua. Un virus no derriba sistemas económicos de la noche a la mañana, pero sí muestra las grietas, los vacíos, las injusticias, las tremendas brechas entre pobres y ricos, las condiciones de precariedad en que las reformas del capitalismo neoliberal han dejado a los sistemas de salud y de educación; visibiliza la miseria de los trabajadores informales, los gritos de hambre y la represalia terrible a sus exigencias.
Recordemos estas visionarias palabras de Ernesto Sábato escritas en 1945 al finalizar la Segunda Guerra Mundial: “se piensa que el fascismo es un producto específicamente alemán o italiano; si se cree que es resultado de una mentalidad que solo puede darse en esos pueblos, entonces es claro que su capitulación, el desmantelamiento de su industria pesada, el fusilamiento de los líderes y la reeducación de sus hombres señalarían el fin del fascismo y de la guerra, que es su producto inevitable (….) Peligrosa ingenuidad: las causas del fascismo están latentes en todas partes y puede resurgir en muchos otros países, si las condiciones son propicias. No se defiende aquí la ingenuidad de que el fascismo alemán pueda resurgir en otros lugares con idénticos atributos; la historia nunca se repite. Se defiende la hipótesis de que pueda resurgir con sus atributos de barbarie espiritual, esclavitud de las almas y de los cuerpos, odio nacional, demagogia y guerra”.4
El confinamiento, más que impulsar el abrazo puede estar generando el espíritu del aislado antisocial individualista, muy diferente al del creativo solitario-solidario, espíritu que debe ser nuestra respuesta al miedo, a las normas represivas de índole fascista, a los medios oficiales que ignoran las múltiples realidades; es una forma de apuesta y protesta, de resistencia y de re-existencia poética, pensante, la cual mantiene viva una memoria crítica, creativa.
* Poeta y ensayista colombiano.
1 Para Thomas Mathiesen se ha instaurado un “sinóptico” gracias a los medios de comunicación donde muchas personas vigilan a unas pocas, contrario al panóptico tradicional, donde unos pocos vigilan a muchos. “Con el sinóptico, dice Bauman, en lugar del panóptico, ya no es necesario construir espesas paredes y elevar torres de observación para mantener dentro a los reclusos…A partir de entonces se espera que los operarios se auto disciplinen y carguen con los costes materiales y psicológicos de organizar su producción. Se espera que los empleados se construyan ellos mismos las paredes que los rodean y se mantenga dentro de ellas por voluntad propia” (Bauman Z. y Lyon, David. 2013. Vigilancia líquida, Buenos Aires: Paidós).
2 Según Thierry Meyssan, Director de la Red Voltaire, “esas transformaciones de orden social carecen de justificación médica. Ningún tratado de epidemiología en el mundo había planteado, y menos aún aconsejado, un «confinamiento general obligatorio» para luchar contra una epidemia”.Thierry Meyssan:”El proyecto político global impuesto con el covid-19 como coartada”, Red Voltairenet.org: https://www.voltairenet.org/
3 Thierry Meyssan:”El proyecto político global impuesto con el covid-19 como coartada”, Red Voltairenet.org: https://www.voltairenet.org/
4 Sábato, Ernesto (2001) Uno y el infinito. Bogotá: Editorial Planeta. págs.62-63.
EL ARBOL
EL ÁRBOL- CUATRO POEMAS DE GABRIEL ARTURO CASTRO
Siempre ha existido una dicotomía entre la naturaleza y el hombre, gracias a una visión antropocéntrica del mundo, aspecto que ha permitido el total dominio del hombre sobre su entorno, una doble condición de creación y destrucción. Esta visión judeo-cristiana, reforzada por la revolución mecánica, tecnológica e industrial, desconoce la existencia sagrada en los otros seres vivos que nos rodean, por ejemplo, animales y plantas, quienes para ellos no poseen principios espirituales propios.
Los no humanos, en este caso, están desligados de nuestro origen, separados del mundo humano y por lo tanto pueden ser destruidos sin atenuantes morales. La contaminación es un ejemplo, junto a la deforestación y pérdida de la biodiversidad, actividades realizadas por el hombre quien su razón práctica erradica lo que considera extraño a su naturaleza: la lógica del depredador, “cuya razón produce monstruos”. Dicho comportamiento pragmático ha llevado a la pérdida de contenidos vitales en la naturaleza, sobre todo el plano simbólico e imaginario de naturaleza humanizada. Hoy en día asistimos a todo lo contrario: la deshumanización del entorno propiciado por el racionalismo capitalista, profano, secular, de acuerdo al mito del “progreso”.
La cultura dominante ha impuesto una visión pobre y limitada de la naturaleza, según los modelos de consumo. Los seres que rodean al hombre entran sólo a tener valor de cambio y no valor de uso. Entre ellos están los bosques y el árbol, cuya existencia es de un valor esencial para el hombre. Es la encarnación de la vida, el punto de unión del cielo, la tierra y el agua, el eje sobre el cual se organiza todo el universo. Los antiguos pueblos creían que el árbol estaba imbuido de gran cantidad de energía divina creativa. Los bosques llegaron a simbolizar el misterio y la transformación, la longevidad, la inmortalidad, la regeneración y el renacimiento, además de sus propiedades curativas. Desde el inconsciente colectivo el árbol es el centro del Paraíso, el origen de la vida, lugar de paz y refugio, un lugar donde se hallan afectos, secretos y recuerdos, una memoria activa del cada hombre acerca de la armonía, el crecimiento espiritual, el saber, la manifestación del sol, la madre tierra, la fuerza vital invisible que duerme, la iluminación, la fertilidad. El árbol es casi para todos los pueblos y culturas del mundo el símbolo del universo, el soporte, el origen y el conocimiento. Con él se simboliza toda una cosmovisión que expresa un carácter sagrado del mundo, de la vida y la naturaleza. Su figura contiene los tres niveles cósmicos: inframundo (raíz-Madre- Tierra); tierra (tronco-fertilidad) y cielo (copa-los cuatro rumbos). Ha significado eje del mundo, ceiba sagrada, sostenimiento del cielo, columna de la tierra, cordón umbilical, centro del mundo y libro de los destinos. Para James Frazer, algunos árboles están dotados de alma, lo que les permite ser “poesía viva”, gracias a su extensión vertical, mirada aérea, textura de sus nudosidades, sus ramas virtuosas, su perfecto orden interior y su idioma, que según Eduardo Cote Lamus, anudan letras en sus troncos. Alguna vez José Eustasio Rivera escribió en “La Vorágine” acerca de la extracción del caucho: El árbol y yo, cada cual con su tormento, derramamos lágrimas ante la muerte y luchamos cuerpo a cuerpo hasta sucumbir.
EMBRIAGUEZ
El hombre del bosque cortó la sombra del viejo árbol, aquel epeso ramaje que sostenía la embriaguez de los pájaros de diablos y lunas, y al mono aullador fijando su voz ebria sobre la copa o la corteza. De la tala surgió un misterioso árbol, segunda reunión de espigas, madura sombra, extensa y cierta. Ahora la flor seca huele a vino rancio
ENTRE LA SELVA Y EL HOGAR
No midieron su viaje entre la selva y el hogar. El algún lugar del mapa tocarán con las manos el suelo de su origen y lo reinventarán todo, la raíz oscura, lenta y verdadera, el mapa de todas las grutas, el musgo ceñido a la garganta, la idea de otra edad en expansión, la afilada indecisión de un límite.Su sitio en el paraíso será feriado, junto a su sed por el zumo de sandía, el bosque de cuerpos luminosos.
BOSQUE
Quizás el brujo viaje a buscar al árbol calmante de la sarna, a rezar frente al abuelo revivido dentro de un roble infestado de abejas, a descubrir el lugar donde los follajes ocultan los cuernos del ciervo o a seguir dialogando cerca al hombre árbol, el árbol que habla de la mujer durmiente bajo su espectro. O quizás el brujo extraviado por siglos entre el bosque siga juntando ramas para formar una montaña.
JUANA DE ARCO
Al pie de la casa de mi padre se ve un bosque, cima de monte, madriguera del sol descendiendo. Allí los enfermos preguntan por el árbol de la fuente que los sana. Ellos son fuertes cuando caminan sobre la colina, decididos al cruzar el campo. Pasean alrededor del árbol, sujetan las guirnaldas de sus ramas y hablan de la vigilia, del paraíso al extremo del cielo, del sueño vuelto llama y ceniza. No son adeptos a la inmortalidad, llevan la palidez, el final en su propio vientre. No sé si transitan por la edad de la razón, pero les oí murmurar que de ese tronco saldrá una joven, una heroína creadora de milagros. Desde entonces elegí mi destino junto al árbol.
LOS LIBROS DE MANUEL
Amilcar Bernal Calderón
La mayoría de las novelas -lo cual es algo que acabo de pensar, luego no se lo crean mucho- se justifican por un capítulo, un párrafo o a veces, incluso, por una sola frase.
En la novela Ella, tan amada, de doña Melania G. Mazzucco (Roma, 1966), que me prestó Manuel y ahora leo, Annemarie Schwarzenbach, escritora, arqueóloga, fotógrafa, periodista y viajera (sic), se busca a sí misma por todo el mundo, sin hallarse. Esta infructuosa búsqueda culmina, para mí, unas ciento veinte páginas antes del final de la novela, durante su estancia en El Congo belga, con el párrafo que a continuación copiaré.
Aclaro que cientos de veces lloré cuando algo de lo que leía me parecía maravilloso, y que con algunas novelas de Gabo anegué varios pañuelos. Pero esta vez lo que sentí fue una erección, y todo a mi alrededor se puso a sonreír. Transcribo:
«Una noche, el miedo hacia esa casa extraña -hostil- se hizo tan insoportable que cogió el coche y se presentó en casa de Laura.
Los buitres hacían ruido sobre el tejado, cigarras nocturnas, libélulas y mariposas aleteaban en torno a la luz; Annemarie la abrazó, Laura tiró al suelo los álbumes de historietas que llenaban las sábanas, Annemarie cogió entre sus labios la horquilla que aprisionaba el moño, y el pelo de Laura le cayó sobre su cara; lentamente, con meticuloso recogimiento, como en una ceremonia, una prenda tras otra, fuera la casaca, la corbata, el chaleco, el vestido de flores, los tirantes, la combinación, hasta que quedaron libres ambas entre las paredes verticales de la noche, y se callaron, y de pronto hubo tiempo. Annemarie soltó la red, y Laura dio la espalda a las palabras ya dichas y a los signos ya descifrados, dijo que sí, y la siguió hasta la cima del mundo, hasta el barranco del tiempo. La mosquitera grisácea, los feos muebles proporcionados por el gobierno, su vida de siempre tenían la irrealidad de un país conocido tan sólo en sueños. Vacilando, le peguntó si para ella también era la primera vez. Annemarie le dijo la verdad, con una sonrisa: no. Claro que no. Ah, dijo Laura. La respuesta de Annemarie había resquebrajado el embrujo arcano que las encadenaba. Habría preferido oír que le decía que todo ocurría por primera vez -y por ella-. Si tuviera quince años menos, dijo Annemarie, si fuera más inocente, Laura, sabría encontrar las palabras para ti -las palabras nuevas-. Pero todo esto ya me ha ocurrido, muchas veces. Tengo treinta y tres años y no puedo remediarlo. Ya sé que me pegaré a ti como si tú pudieras salvarme -tú, sin embargo, no me salvarás-. Que el interés que siento por tu persona y tu vida se apagará, que un día me pedirás algo que no podré darte y no me dejarás elección, tendré que marcharme. Ya sé que nunca nos conoceremos de verdad y que también este amor será una ilusión. Cada vez se tiene la esperanza de que sea distinto, y en cambio todo acaba por repetirse. Sólo las personas de mi alrededor cambian, yo no. Tal vez la felicidad la encontraré cuando deje de querer -cuando sepa renunciar-. Pero siempre he preferido el pecado, el dolor, el sufrimiento y la culpa antes que la felicidad. Y el deseo antes que la paz. Laura apagó la lámpara y echó las cortinas. Los buitres hacían ruido sobre el tejado y a lo lejos ladraba un perro. Mientras la sangre de su corazón brotaba, Annemarie halló los gestos que remontaban el silencio, y se hundió en ella, y en ella».
Creo recordar que en El mito de Sísifo, don Albert Camus dice algo así como que es bueno ser feliz, pero es mejor saber por qué se es feliz. Y ya sabiéndolo, agrega, si uno tiene valor debería suicidarse allí mismo y acabar de una vez. En consecuencia, feliz como ahora soy leyendo la novela de doña Melania, puedo apagar el sol que oculta la oscuridad en que consisto, dejar que mi nombre sea sólo pronunciado por la memoria de quienes me amaron, ser la isla que nadie ha pisado porque la ignoran las cartografías más andariegas, el ombligo de un desierto alérgico a las brújulas, ser nada y todo, pero me niego a hacerlo: quedan muchos libros que aún no leo, y esto me ayuda a persistir.
Falsa pandemia 2020
San Francisco, Cundinamarca, Colombia.
AULA DE HUMANIDADES
La editorial Aula de humanidades se complace en contarles que en el canal de YouTube (link) y en las redes sociales (link) se encuentra disponible la conversión que tuvieron los profesores Fabio Jurado y Guillermo Bustamante acerca de la novedad de la editorial Minificciones sobre don Quijote. Esta antología, coordinada por los profesores mencionados, recoge minificciones de apróximadamente 60 autores. Los invitamos a ver la charla y a seguirnos en las redes sociales.
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METAPHYSICA
A qué, pues, el enigma?
Si soy viento y polvo,
Como tú.
Adonis
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**Por la compra de cuatro ejemplares recibirá uno adicional completamente gratis. Ver catálogo:
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CARTAS DE LOS LECTORES
AMIGOS CONFABULADOS: Quedé encantado con el capítulo de Martha Cecilia Rivera. Pronto les escribiré cuando analice bien su catálogo. Abrazo. Javier Roa
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CONFABULADOS: Definitivamente los poemas de Luis Eduardo Gutiérrez son de una factura envidiable. Qué buen poeta. Helena Garcés Montenegro.
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* Poeta y ensayista colombiano.
1 Para Thomas Mathiesen se ha instaurado un “sinóptico” gracias a los medios de comunicación donde muchas personas vigilan a unas pocas, contrario al panóptico tradicional, donde unos pocos vigilan a muchos. “Con el sinóptico, dice Bauman, en lugar del panóptico, ya no es necesario construir espesas paredes y elevar torres de observación para mantener dentro a los reclusos…A partir de entonces se espera que los operarios se auto disciplinen y carguen con los costes materiales y psicológicos de organizar su producción. Se espera que los empleados se construyan ellos mismos las paredes que los rodean y se mantenga dentro de ellas por voluntad propia” (Bauman Z. y Lyon, David. 2013. Vigilancia líquida, Buenos Aires: Paidós).
2 Según Thierry Meyssan, Director de la Red Voltaire, “esas transformaciones de orden social carecen de justificación médica. Ningún tratado de epidemiología en el mundo había planteado, y menos aún aconsejado, un «confinamiento general obligatorio» para luchar contra una epidemia”.Thierry Meyssan:”El proyecto político global impuesto con el covid-19 como coartada”, Red Voltairenet.org: https://www.voltairenet.org/
3 Thierry Meyssan:”El proyecto político global impuesto con el covid-19 como coartada”, Red Voltairenet.org: https://www.voltairenet.org/
4 Sábato, Ernesto (2001) Uno y el infinito. Bogotá: Editorial Planeta. págs.62-63.