GONZALO MÁRQUEZ CRISTO
Confabulación agradece una vez más los
múltiples mensajes recibidos por el sensible fallecimiento de Chali, y como un homenaje a su obra, al cumplirse 3 meses de su
partida, publicamos el siguiente poema de su emblemático libro La Palabra Liberada
¿QUIÉN DIJO QUE MORIR ERA VIAJAR?
Las palabras se inventan para ocultar
algo, a veces para no extraviarnos y en el peor de los casos para salvarse…
porque soñar en esta edad del fuego, emprender el exilio o sobrevivir, equivale
a la traición.
El poema nos delata. La verdad dejó
marcas en los rostros. ¿Quién dijo que morir era viajar? ¿Dónde están los que
han perfeccionado su dolor? ¿Hasta cuándo debemos pagar por todo lo que hicimos
a la noche?
Estamos seguros del regreso de los
inquisidores. Extendimos tanto la devastación que quienes vendrán tendrán que
crear otro dios invisible para poder permanecer.
La imaginación no ha podido
conducirnos. Siempre hemos combatido del lado de nuestros enemigos (en la
indiferencia o participando de su vana contienda). No es de la derrota… De la
victoria nadie se salva.
De la poesía al deseo, pasando por
alucinógenos despojados de sus ritos, por extraños fetiches e incluso por
crueles utopías, nos entregamos con ardor a las más diversas formas de
autodestrucción.
El conocimiento nada hizo por la vida.
Tampoco la religión ni la prostituta que vende presagios.
La verdad sólo está en la puerta que
se abre. En un matiz, en una brizna de hierba, en un sorbo de agua. En un
grito.
Ser es buscar.
La escritura o la desesperación nos
encontró un color desconocido. Supimos que el tiempo anida en los espejos y que
sembrar es preguntarle a la tierra.
Pero hasta que no remplacemos a la
semilla nada habremos aprendido.
La espadita del reloj tiñe de rojo
nuestro pecho. El verbo morir sólo debe conjugarse en primera persona. El
tiempo crece.
Siento que alguien ha raptado mis
sueños…
Para
Iván Beltrán Castillo
ÁNGEL LOOCHKARTT*
El Museo de
Arte Moderno de Bogotá, abre sus puertas el próximo 25 de Agosto a las 6, p.m.,
para inaugurar la exposición antológica Pinturas
en los ritmos del tiempo, un significativo homenaje al maestro Ángel
Loochkartt, uno de los más ilustres expresionistas colombianos y cuya obra
fuera definida por Gonzalo Márquez Cristo como: “una
forma de descifrar el tiempo, de cautivarlo. En sus imágenes eróticas
percibimos el curso del deseo, en sus bodegones podemos ver al viento,
escucharlo... Los ángeles -tan frecuentes como perversos en su obra- de repente
deciden detenerse, el gato Odiseo irrumpe sobre la mesa del artista tumbando
sus pinceles, una mujer se desnuda sabiendo que un niño la contempla.... La
lúcida provocación se alterna con la suspensión de lo onírico.
Si en el surrealismo ver
significaba imaginar, para Loochkartt es existir y de ahí su vinculación con el
tiempo. Su pintura representa algo que está por suceder. Sus figuras se mueven
como en el sueño, muestran la estela de su transcurrir. Y así como el fotógrafo
persigue el instante irrepetible, él lo produce, lo provoca, y todos los
elementos de sus cuadros quedan al acecho de su posibilidad existencial,
aguardan como felinos el último signo para el salto. Asistimos muchas veces a
la poética del abismo”.
JORGE CADAVID
EDUARDO GÓMEZ
LUIS ALBERTO CRESPO*
*Poeta, crítico literario y traductor, nacido
en Carora, Estado de Lara, (Venezuela) 1941. Entre su obra poética destacan: Cosas (1968), Si el verano es dilatado (1968), Novenario (1970), Rayas de lagartijas (1974), Costumbres de sequía (1976), Resolana (1980), Entreabierto (1984), Señores de la distancia (1988), Mediodía o nunca (1989), Sentimentales (1990), Más afuera (1994), La mirada donde vivimos, Duro (1995), Solamente (1997), Lado (1999), Ninguno como la espina (2000), Llano de hombres (1995), y sus
consagradass traducciones de: Aromas cazadores (original de René Char), Elogio
de una sospechosa, Poemas de René Char, Poesía de Guillevic. Actualmente se
desempeña como Embajador de Venezuela ante la Unesco
Afuera
Ninguna casa es para vivir
No hay otra pared
Que la grieta en el cuerpo
Lo borrado
Me quita la voz de la boca
Mi casa nunca se alza
Nunca es por dentro
Mi casa es la espina
continua
Que me roza.
¿Me
hablas a mí
O
era el camino?
¿Me
nombras
Por
mi nombre
O
es tu agonía?
¿O
es mi hermano
Que
regresa al asilo?
¿Estás
muerto
O
es ya mediodía?
¿Qué
hora es
O es
el olvido?