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asunto “Retiro”
JIM AMARAL- EXPOSICIÓN
SOLO
HAY VIDA, LUZ Y REALIDAD
Por: Omar Ardila
El
pensamiento es efímero, la imagen absoluta
Andrei Tarkovsky
Uno de los directores que alcanzó un alto punto de reflexión en torno al dispositivo cinematográfico fue el ruso Andrei Tarkovski (1932 – 1986). Con sólo siete largometrajes logró conquistar el afecto de los espectadores que buscan en el cine algo más que una historia lógico-causal (propia del discurso narrativo).
La constante en toda
la obra de Tarkovski es el manejo de un elevado tono poético que rompe con la
linealidad de la forma clásica narrativa. Sus preocupaciones tienen un acento
totalmente intimista. Interesado en la situación de su país e impulsado por su
profunda visión religiosa, logró crear obras de arte integrales, en las que
podemos entrever su amplio universo estético y su compromiso con el acto
creador. En el epílogo de su libro Esculpir
en el tiempo, afirma lo siguiente:
“el arte siempre ha sido un arma en la lucha del hombre
contra la materia, que amenaza con devorar su espíritu (…) El arte ha dado
figura a lo ideal y ha aportado así un ejemplo del equilibrio entre lo ético y
lo material (…) El arte ha expresado el ansia de armonía de la persona y su
disposición a luchar consigo mismo para establecer en el interior de su persona
el ansiado equilibrio entre lo material y lo espiritual. Si el arte expresa lo
ideal y el ansia de lo infinito, no puede servir a fines pragmáticos sin
arriesgarse a perder su autonomía”.
En su cuarta película
(El espejo – 1974) Tarkovski hace una
catarsis para superar sus difíciles vivencias durante la niñez y la juventud. A
mi juicio, es el trabajo más revelador de su historia, y por esa razón lo he
seleccionado para comentarlo.
El espejo es la película más personal de Tarkovski,
podría decirse que le resultó necesaria su construcción para poder exorcizar
todo el dolor por la incomprensión de su entorno familiar y social. Él era
consciente de que estaba frente a su mayor proyecto, por eso, en los días
previos al inicio del rodaje, escribía en su diario: “He empezado a sentir que
estoy listo para realizar el trabajo más importante de mi vida”. En efecto, hoy
en día este es un filme de referencia obligada en los estudios de análisis
cinematográfico, aunque para muchos siga pareciendo incomprensible. Pero el
propósito del director no era construir una obra que no le llegara al público,
por el contrario, aseguraba que “los hechos son tan simples (que) pueden ser
tomados por todos como una experiencia similar a su propia vida”. Y en otro
texto nos anunciaba lo siguiente: “Cuando un artista crea su imagen, está
asimismo superando su pensamiento, que es una nada en comparación con la imagen
del mundo captada emocionalmente, imagen que para él es una revelación. Pues el
pensamiento es efímero, y la imagen, absoluta. Por eso se puede hablar de un
paralelismo entre la impresión que recibe una persona espiritualmente sensible
y una experiencia exclusivamente religiosa. El arte incide sobre todo en el
alma de la persona y conforma su estructura espiritual”.
Aunque
la trama como tal no es lo más importante, intentaré hacer una pequeña reseña,
aclarando que lo verdaderamente trascendente es la forma cómo el director logra
hacer encajar imágenes documentales con poemas de su padre Arseni, con
referencias plásticas y con situaciones que evocan el recuerdo de la infancia: la
frustración al lado de su madre y la nostalgia por la ausencia de su padre
(éste sólo aparece como una voz en off que se dirige a su esposa).
La historia nos
cuenta cómo Ignat, un soldado ruso que ha estado en la II Guerra Mundial, se
debate entre el recuerdo de su paso por ese duro escenario y la necesidad de
propiciarle una educación altruista a su hijo Alexéi. Para Ignat, el recuerdo
de sus vivencias cuando niño en la finca de su abuelo, adquieren una
trascendencia infinita al establecer relaciones con las vivencias que ahora
está experimentando su hijo: un reflejo a través del “espejo” de su propia vida
que se va repitiendo en el proceso de su hijo.
Ignat también tiene
la continua creencia de que ve en su esposa Marusia el reflejo de su madre
Masha. El gran parecido tanto físico como anímico de las dos mujeres, le refuerzan esa creencia. Además, resulta muy
similar la formación impartida por Masha a Ignat (padre) en el periodo previo a
la guerra, a la que ahora imparte Marusia a Alexéi. Éste último, solamente
observa, imagina, cumple los preceptos y avanza entre el temor y la
inseguridad, al lado de su hermana menor, quien es más alegre y menos
escudriñadora. Ignat es quien cuenta la historia, pero sólo aparece al final,
cuando regresa a la casa y por fin puede abrazar a sus hijos que lo aguardan
expectantes.
A pesar de la dureza y la insensibilidad que
le genera la guerra a sus participantes, Tarkovski escoge la figura de un
militar soviético que estuvo en la II Guerra Mundial, para que recurra a la reflexión
vital y poética y se aproxime al fenómeno psico-social que se vive en su
territorio y en su núcleo familiar, inmersos en una serie de conflictos, sus
propios conflictos.
Tarkovski, a través
de Ignat, asume el peso de la cruda realidad: la inseguridad, el dolor, la
muerte, la prolongación de su ser en la formación de su hijo; y reconoce que
sólo queda una puerta abierta para la liberación: la ensoñación poética. A
través de la poesía expresa su interés
por la creación, por la luz, por la inmortalidad del poder espiritual,
retomando cuatro poemas de su padre, el poeta Arseni Tarkovski.
El filme inicia con
un recuerdo de su infancia: el incendio de la cabaña de su abuelo (imagen
premonitoria que lo acompañará siempre). Continúa con la visión de la guerra,
el desplazamiento a la Urbe, las ausencias de su madre para trabajar en la
imprenta y las angustiosas esperas que se fijaron en su psique. Sigue con la aparición de su esposa (reflejo
de su madre), los continuos diálogos que tienen, su partida hacia la guerra, el
deseo de regreso. Y termina con la situación de su hijo (su propio reflejo), la
soledad que él vive, las imágenes que lo perturban, el “intento” educativo que
lo constriñe y su temor por el futuro.
La intención del
director es establecer múltiples asociaciones a través de un juego temporal que
va y viene entre el recuerdo, el sueño y la imaginación. Tal como nos dice Luís
Alonso García, “El espejo asume,
a partir de esa imposibilidad del contar, la pureza del cine como dispositivo
de la mostración. Ya no hay coartadas narrativas ni significativas, la
sensación de la Imagen/ Sonido es lo único que resta”.
La primera secuencia,
a manera de preámbulo, nos muestra a un joven consultando a una psicoterapeuta
debido a los problemas psicológicos que le impiden hablar, la psicoterapeuta
logra hacer que recupere su confianza en la palabra: “Toda la vida hablarás en
voz alta y con claridad”. Ese parece ser
el mayor legado que Ignat quiere dejarle a su hijo, a quien le espera una
sociedad impositiva, dispuesta a hacer callar con la falsa educación que, en
aras de la eficiencia, no deja tiempo para pensar ni mucho menos para reconocer
la naturaleza interior.
Diversas tonalidades
(grises, azules, verdes) nos hacen descubrir el juego del tiempo. Pasado y presente
se cruzan en el filme, y sugerentes movimientos lentos, concentran el
dramatismo y le dan importancia a los detalles que enriquecen el juego
simbólico. Hay unos bellos travellings laterales y hacia adelante, un suave
sonido ambiental matizado por el flujo del viento y algunos sonidos exaltados
(como el goteo incesante del agua).
La reflexión
constante que realiza Ignat, está expresada en profundos textos
poético-filosóficos que acompañan el relato y facilitan la comprensión. El
llamado a la poesía es continuo. Se la muestra como una actividad que enaltece
y refuerza el espíritu, más allá de compromisos netamente sociales: “el poeta
está llamado a conmover el alma y no a educar unos idólatras”. El poeta es un
espíritu libre que se mueve silencioso en medio del ruido imperante, que va más
allá de los discursos represores de la acción creativa, que sabe que siempre puede levantar la voz para cantar
los goces espirituales.
El espejo es uno de los filmes más ricos en la
introspección por el complejo mundo psíquico. Tarkovski mismo nos lo confirma:
“En El espejo yo no quería hablar de mí mismo, sino de los sentimientos
que tengo frente a las personas que me son próximas, de mis relaciones con
ellas, de mi perpetuo sentimiento hacia ellas, pero también de mi fracaso y del
sentimiento de culpa que por ellas siento. Los acontecimientos que el
protagonista recuerda – hasta su último detalle – en el momento de su más grave
crisis, esos acontecimientos le hacen sufrir, despiertan en él nostalgia,
inquietud”.
En la película, la voz en off que interpreta a
Ignat corresponde a Inokento Smoktunovski, y los poemas son recitados por
Arseni Tarkovski, con un fondo musical compuesto por obras de E. Artemiev, J.
S. Bach, G. B. Pergolesi y H. Purcell.
Para cerrar, les dejo
con un poema de Arseni Tarkovsky:
Vida, vida
1
No creo en el presentir, ni temo a las señales.
No huyo del veneno, ni de la calumnia.
En este mundo no hay muerte.
Todos son inmortales, todo es inmortal.
No temas a la muerte ni a los diecisiete, ni a los setenta.
Existe sólo la luz y la realidad.
No hay ni la oscuridad, ni la muerte en este mundo.
Estamos todos en la costa del mar.
Yo soy de los que van sacando redes
repletas, llenas de inmortalidad.
2
Morad en su casa para que no se derrumbe.
Puedo invocar un siglo cualquiera,
voy a entrar en él para construir una casa.
Es por eso que sus hijos y mujeres están conmigo
en la misma mesa y la mesa es del bisabuelo y del nieto.
El futuro se realiza hoy,
y si levanto ahora mi mano
los cinco rayos con ustedes quedarán.
Cada día del pasado fue entibado
a fuerza de mis clavículas y hombros.
Medí el tiempo con una cadena del agrimensor
y lo atravesé como si fuesen los Urales.
No creo en el presentir, ni temo a las señales.
No huyo del veneno, ni de la calumnia.
En este mundo no hay muerte.
Todos son inmortales, todo es inmortal.
No temas a la muerte ni a los diecisiete, ni a los setenta.
Existe sólo la luz y la realidad.
No hay ni la oscuridad, ni la muerte en este mundo.
Estamos todos en la costa del mar.
Yo soy de los que van sacando redes
repletas, llenas de inmortalidad.
2
Morad en su casa para que no se derrumbe.
Puedo invocar un siglo cualquiera,
voy a entrar en él para construir una casa.
Es por eso que sus hijos y mujeres están conmigo
en la misma mesa y la mesa es del bisabuelo y del nieto.
El futuro se realiza hoy,
y si levanto ahora mi mano
los cinco rayos con ustedes quedarán.
Cada día del pasado fue entibado
a fuerza de mis clavículas y hombros.
Medí el tiempo con una cadena del agrimensor
y lo atravesé como si fuesen los Urales.
(Traducción de
Enrique Turover)
POEMAS
DE ORIETTA LOZANO*
Tomados
de la antología “Azul Casi Púrpura” (2017), que acaba de comenzar a circular
con prólogo de Carlos Fajardo Fajardo, libro que reúne la voz de cinco poetas
colombianas: Patricia Suárez, Orietta Lozano, Amparo Osorio, Luz Helena Cordero
y Eugenia Sánchez Nieto
MELANCOLÍA
Una
niña con alas de hojalata,
trae
palabras de hojalata
que
crujen de amargura,
palabras
desnudas con dedos azules,
palabras
que perdonan.
Las
da de alimento a los corderos,
las
hunde en la carne del rebaño,
les
entierra un alfiler en las arterias,
las
vuelve alga, barro, mariposa,
tristes
en sus manos,
suaves
en sus huesos,
caen
como lluvia,
se
dejan ver entre la niebla,
se
arrojan como ráfagas
desde
un puente o una nube,
y
ante el tridente ansioso, aúllan.
A
veces en el filo del cuchillo,
se
encuentra una palabra arrodillada.
La
noche toma en sus manos,
el
agua huérfana, que pide ser ángel,
que
pide ser lámpara, que pide ser llave.
Cada
palabra abrió su ojo,
vertió
su luz.
ALMENAS DE CRISTAL
Reconozco el sendero
en la luz de la libélula,
en los bordes del cristal,
y en los ángulos del tiempo.
El mundo está moribundo,
su mano tiembla,
su aliento cae,
viene con un candil,
quiere alumbrarse,
sus lágrimas están rodando
entre los mirtos de tristeza,
no lo abandones Magdalena.
El mundo está cayendo,
se inclina ante el aceite hirviendo,
camina solo en el desierto,
no lo abandones Magdalena.
Hunde su rostro en la neblina,
tantea ciego
la ciega oscuridad,
encorvado carga una traición,
no lo abandones Magdalena.
El mundo sucumbe hermoso,
incrédulo y soberbio,
la luz se apaga
y el día pierde el equilibrio.
EL
POEMA SUEÑA CON LA LLUVIA
Lanza
sus dados como rayos
en
la confusión de ángeles de arcilla,
y
con un rostro eterno de secretos
inclina
el poema, como una migaja ciega
hacia
las noches que curvan sus manos
para
retener como agua,
el
clamor del silencio.
Su
risa es la aguja
que
se introdujo
en
el punto exacto
del
desierto de la noche.
Página
escrita en la línea de la sombra.
El
índice de un ojo
suspende
el tiempo.
Sobre
el espacio frío
signo
y sello, luz de un ángel.
Los
dados caerán paralelos
a
la orilla del vacío.
Detrás
del silencio, canta la lluvia
como
el ángel de la melancolía.
La
luz que sale del silencio,
retorna
al silencio.
En
el ensueño de la memoria,
el
poema es lluvia
sobre
las manos de la noche.
ESTRELLAS EN LA NIEBLA
Me vestí con el mismo traje de tu
muerte,
y tal vez más desquiciada,
queriendo hallar doble recuerdo,
tomé la mano de mi hija
y la ovillé como si fuera un hongo
o una hoja de papel, en la que no
alcancé a escribir;
me hundí con ella,
en el leve vapor del horno
que me legaras en la mañana de un
invierno.
Cerramos los ojos, y el mundo siguió
hurgando,
buscando gusanos de zafiro.
Del cuervo y la multitud te salvo,
Sylvia Plath,
sé que quieres escapar de las
promesas,
encontrar tu agua oscura
y venir a mi legítimo silencio.
Yo, Aissa Wevill,
esta mañana, he cambiado
la abyecta hora del reloj,
ahora estoy subiendo las escaleras de
tu aldea,
¡vamos, Sylvia,
dispárame!
hallarás tus ovejas en la niebla.
AZUL
CASI PÚRPURA
Es
la más peligrosa forma de la gracia.
Penetra
la redondez vacía de la nada,
la
hermética fisura de la piedra,
la
hondura feroz de la caverna.
Casi
azul, casi púrpura,
cubierta
con su túnica líquida
larga
y extraviada,
trae
consigo la estatura de la lluvia,
la
ensoñación de la memoria.
En
un tiempo
sólo
estaban ella y su palabra
en
el jardín tibio de la tierra.
El
azahar de un día luminoso
la
ha despertado
bajo
el influjo del olvido.
Agua
densa de la ira,
irisada
agua del deseo,
yerta
agua de la luna muerta,
agua
circular y vaporosa del pantano
que
se fuga y se borra
entre
el presagio de un cuchillo.
Agua
oscura casi blanca
que
espera entre las manos,
agua
del temor que se esconde
y
precipita,
agua
de la oblicua culpa,
de
la memoria de la herida.
Agua
sorda sobre el rostro
del
silencio,
agua
ciega sobre la escritura
del
espejo;
agua
que lava las heridas,
que
repara,
que
abraza y configura
la
forma de los cuerpos,
el
peso de la muerte.
*(Cali, Colombia). Su obra incluye poesía,
narrativa y ensayos literarios.
Libros publicados: La herida de los siglos, Editorial Ibañez, 2017, Albacea de la luz, Editorial Cuadernos
Negros, 2015; Resplandor del abismo,
Universidad Externado de Colombia, 2011;
Peldaños de Agua, Editorial
Caza de Libros, 2010; El Solar de la Esfera,
Universidad del Valle, 2002; Luminar,
novela, Universidad del Valle,1994;
Antología Amorosa, Editorial
Tiempo Presente, 1996; Alejandra Pizarnik,
ensayo, Editorial Tiempo Presente,1990; El
Vampiro Esperado,1987; Memoria de los
Espejos, Editorial Puesto de Combate, 1983; Fuego Secreto, Editorial Puesto de Combate, 1981. Ha sido incluida
en diversas antologías, entre ellas: Poesía colombiana, Antología 1931-2005)
México, 2006; Una Gravedad alegre, Poesía Latinoamericana, España 2007; Mundo
Mágico: Colombia, Poesía colombiana, Brasil, 2007; Silencio en el jardín de la
Poesía, Colombia 2012, “Azul casi púrpura” Antología de poetas mujeres,
Colombia, 2017. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus, con su
libro de poesía “El vampiro esperado”
CONVOCATORIA
METAPHYSICA
Una flor azul
sobrevive a su canto en la
nocturna casa del dolor
Georg Trakl
(Del libro:
Revelación y caída,
traducción de
Helmut Pffeiffer)
CARTAS DE LOS LECTORES
CONFABULADOS
QUERIDOS: Gracias por el envío. Hermosas poesías. Diana
Teatro y Títeres
***
AMIGOS
DE CONFABULADOS: Admiro la poética colombiana. Gracias por esta entrega. Beatríz Basile - Argentina
***
APRECIADOS AMIGOS CONFABULADOS: Gracias por celebrar los 10 años de Contracorrientes, el blog
de mi compatriota Luis Alejandro
Contreras, que sigue adelante a pesar de todas las adversidades de mi país. Juano
Márquez Marulanda
***
QUERIDOS
CONFABULADOS: Desde
Lisboa reciban mi afectuoso saludo y mi reconocimiento por ese portal que nos
entera de gran parte de la cultura latinoamericana y especialmente colombiana
que tanto admiramos. Agostinho Coutinho
***