Kornik, Oeste de Polonia (1923-
2012). Hace cuatro años la poeta y crítica literaria Wislawa Szymborska
falleció en Cracovia. Le fue otorgado el Premio Nobel de literatura 1996. Es
considerada como una de las voces más originales de la poesía contemporánea de
su país. Desde 1931 residió en Cracovia, lugar al que siempre ha estado ligada.
Su primer libro: Busco la palabra (1945), obtuvo una secreta acogida,
pero fue a partir de 1952, con la aparición de: Por eso vivimos, que
comenzó a alcanzar gran reconocimiento en el universo de la poesía. Le
siguieron luego: Preguntas planteadas a una misma (1954), Llamada a
Yeti (1957), Sal (1962), Cien consuelos (1967), Gran
número (1976), Gente en el puente (1986) y Fin y principio
(1993), obras todas ellas en las que sobresale un profundo rechazo a los
horrores de la ocupación nazi en Polonia.
Fragmento del discurso ante la Academia Sueca, pronunciado al
obtener el Premio Nobel de Literatura en 1996, publicado por Común Presencia
Editores (Discursos Premios Nobel, Tomo 2, Colombia).
Todo tipo de
torturadores, dictadores, fanáticos y demagogos en busca del poder por medio de
unas consignas de combate a voz en cuello, pueden disfrutar sus trabajos y
ejecutar sus labores con fervor inventivo. Bueno, sí, pero ellos saben. Saben y aquello que conocen es
suficiente para ellos por siempre. No quieren descubrir nada más, pues esto
podría disminuir la fuerza de sus argumentos. Y cualquier conocimiento que no
conduzca a nuevas preguntas expira rápidamente: no consigue mantener la
temperatura requerida para conservar la vida, y en los casos más extremos
(hechos bien conocidos de la historia antigua y moderna), en este punto se
plantea una amenaza letal para la sociedad.
POSIBILIDADES
Por Wislawa Szymborska
Prefiero el cine.
Prefiero los gatos.
Prefiero los robles a
orillas del Warta.
Prefiero a Dickens antes
que a Dostoievski.
Prefiero que me agrade
la gente
a amar a la humanidad.
Prefiero tener a la
mano hilo y aguja.
Prefiero no afirmar
que la razón es la
culpable de todo.
Prefiero las
excepciones.
Prefiero salir más
temprano.
Prefiero hablar de
otra cosa con los médicos.
Prefiero las viejas
ilustraciones a rayas.
Prefiero lo ridículo
de escribir poemas
a lo ridículo de no
escribirlos.
Prefiero en el amor
los aniversarios no exactos
que se celebran todos
los días.
Prefiero a los
moralistas
que no me prometen
nada.
Prefiero la bondad
astuta que la demasiado crédula.
Prefiero la tierra
vestida de civil.
Prefiero los países
conquistados a los conquistadores.
Prefiero tener
reservas.
Prefiero el infierno
del caos al infierno del orden.
Prefiero los cuentos
de los hermanos Grimm
a las primeras planas
del periódico.
Prefiero las hojas
sin flores a la flor sin hojas.
Prefiero los perros
con la cola sin cortar.
Prefiero los ojos
claros porque los tengo oscuros.
Prefiero los cajones.
Prefiero muchas cosas
que aquí no he mencionado
a muchas otras
tampoco mencionadas.
Prefiero el cero solo
al que hace fila en
una cifra.
Prefiero el tiempo de
los insectos al estelar.
Prefiero tocar
madera.
Prefiero no preguntar
cuánto me queda y cuándo.
Prefiero tomar en
cuenta la posibilidad
de que el ser tiene
su razón.