Cartagena, Colombia. 1994.
Escritor, lector y actualmente estudiante de ingeniería de la Universidad de
los Andes. Ha publicado cuentos en Revista Dos Palabras. A continuación publicamos
una de sus ficciones, enviada recientemente a Con-Fabulación.
Palabras
en mi boca
En medio de la noche,
un pensamiento lucha contra los demás por un espacio en mi mente. Ésta de la
que hablo es una idea peculiar; casi extranjera en mi cabeza. Combate con
furor, consciente de que la derrota conlleva el olvido. Va derribando recuerdos
de lo que hice en el día, algunas observaciones y mis opiniones más débiles.
Luego pasa a enfrentarse con otras que son más habituales en mí: las preguntas
casuales que me hago y las cosas que sé que tengo que hacer.
Yo estoy dormido. Por
eso mismo puedo percatarme de esas batallas sutiles que se están librando, tal
como se ven siluetas con el filo del ojo. No puedo hacer nada. Si despertara,
todo eso sería opacado por las percepciones que recibo al estar consciente.
Sólo puedo ser un testigo de la lucha, de la manera más pasiva posible, con mi
ser más interno. El pensamiento retador derrota, una y otra vez, a los otros, a
los que me son familiares y están peleando como locales.
Pareciera que, con
cada victoria, esa idea se hiciera más poderosa. Pronto la veo parada de tú a
tú en contra de recuerdos intensos y opiniones fuertes. Entonces el combate se
hace más reñido y exigente. Es necesario un juez… esa parte de mí que dirige lo
que sueño cual película. Me coloca en un balcón, al estilo de los emperadores
en sus coliseos. Desde allí presencio cómo se va acercando vencedor ese tenaz
forastero. Pero cuando llega el momento de medirse con los fundamentos de mi
mente (mi deseo de aprender, mi amor y demás), la contienda acaba. El
pensamiento extraño cae sin poder dar un golpe.
Me toca decidir su
suerte. Aunque ha perdido, ha luchado con honor y llegado lejos, por eso
permito que se acerque más y me cuente de sí. Me susurra al oído y enseguida se
desvanece todo.
Me despierto agitado,
sudando, con palabras en mi boca que no sé de dónde salieron: “Hay quienes han
olvidado que la noche es oscura y creen que en esta vida no hay magia”.