SOLEDADES
Por Andrea Catalina
Manchola
Andrea Catalina Manchola, nació en Bogotá en 1979. El presente relato pertenece al libro Los doce demonios,
publicado por Común Presencia Editores.
Hasta
hace tres semanas él disfrutaba nadar solo en la piscina: lugar en el que la
conoció. Ahora prefiere no nadar si ella no lo hace también, porque siente la soledad.
Antes lo hacía solo todos los días, aunque fuera un rato al final de la
jornada. Hoy ya no lo hace: se mete en el agua y espera a que ella, en algún
momento, se anime a nadar con él.
En
cuanto a ella, ya no se siente cómoda bajando a tomar el sol, porque sabe que
él espera que naden juntos; por eso, con algo de culpabilidad se mete al agua,
sin ganas, para darle gusto. Él sonríe y, aunque sabe que ella lo hace
obligada, no le importa mucho, porque disfruta realmente nadar en su compañía.
Ella
nada a su lado, pero está lejos de acompañarlo: apenas piensa en cómo
disfrutaba estar sola tomando el sol, leyendo un buen libro, y en cómo ahora no
puede hacerlo porque él espera a que ella se decida a bajar a la piscina para
estar juntos.
Él
quisiera no estar tanto tiempo en el área de la piscina, pues le molesta
recibir mucho sol sobre la piel, pero sabe que ella disfruta sentarse en la
tumbona a tomar el sol. Entonces la deja, mientras intenta también leer un
libro a su lado –aunque es imposible, porque el ruido lo distrae.
Finalmente,
comienza a hablarle o a preguntarle sobre su lectura. Y es ahí cuando, ella
cansada de responder sus preguntas, lo invita a nadar. Como él ya lo sabe, cada
vez es menos el tiempo que le dedica a la lectura. Pero como también ella sabe
que a él le molesta el sol, busca el mediodía para salir a la piscina.
Él y
ella ahora comparten su tiempo juntos, las soledades que los acompañaban se han
quedado atrás, y aunque después de un tiempo sienten que se aman, seguro que a
veces extrañan estar solos con ellos mismos.