Alfredo Fressia nació en Montevideo (Uruguay) en 1948. Profesor de
Literatura, se desempeña también como periodista cultural. Es traductor de
poesía brasileña al español. Es autor de: Un
esqueleto azul y otra agonía, 1973; Clave
final, 1982; Noticias extranjeras,1984;
Destino: Rua Aurora (Brasil, 1986 y
2012, en Uruguay, 1997, en México, 2012); Cuarenta
poemas, 1989; Frontera móvil,
1997; El futuro/O futuro, Lisboa (Portugal), 1998, y Brasil, 2012; Veloz eternidad,1999;
Eclipse, 2003, reeditado por
Alforja-Conaculta en México , 2006; Senryu
o El árbol de las sílabas, 2008; Ciudad
de papel, 2009; El memorial de hombres
que me amaron, México, 2012; Poeta en
el Edén, 2012, en México (La Cabra Ediciones) y en Uruguay (Civiles iletrados).
POETA
En
tierra árida
habrá
un tronco enterrado.
Será
el poeta.
Poeta
en ruta.
¿Quién
persigue y qué huye?
Verso
horizonte
Brotes
hinchados.
El
poeta no crece
en
tierra fértil.
ÚLTIMO VIAJE
Soy el dueño de los presentimientos, ausculté
al borde de mi almohada,
los contaba como ecos que volvían del abismo
hechos poema.
al borde de mi almohada,
los contaba como ecos que volvían del abismo
hechos poema.
Y me acerqué al pozo.
La aventura del verbo había ido lejos.
Lo que quedó por decir latía en penumbra
para mejor adivinar todo lo dicho, mar infinito
donde navega el viscoso animal en mi poema.
Lo que quedó por decir latía en penumbra
para mejor adivinar todo lo dicho, mar infinito
donde navega el viscoso animal en mi poema.
Entonces vi el coral arcaico
sobre el que deslizaba la medusa.
Aprendí a ser la anémona y la quemadura,
yo vivo entre lo dicho y lo que silencié.
sobre el que deslizaba la medusa.
Aprendí a ser la anémona y la quemadura,
yo vivo entre lo dicho y lo que silencié.
Y mis preguntas caen como piedras.
IMAGEN DIGITAL
A
Jean-Francis Aymonier, In Memoriam
En
la última foto
beso
tu cabeza, enorme
como
la de un elefante
(hoy
tu cabeza ya no existe más).
Estamos
en la soledad de una sabana
(tampoco
era el París de nuestra juventud)
Los
dos sonreímos, incluso con los ojos.
Mi
mentón está pegado a tu cráneo
y
tu boca se cierra para respirar
por
la traqueotomía.
Ya
no esperamos nada, bramamos en el flash,
espléndidos
como el orgullo
al
borde del abismo.
(Mi
boca mortal sigue deslizando
sobre
la piel de tu cráneo)
El
amor era un arte hecho de polvo y huesos
como
nuestras tallas trabajadas en marfil.
Y
hoy me resta este poema narrativo
(que
apunta la escopeta a los recuerdos
y
no acorta mi espera).