El eterno perdedor en Estocolmo
Durante la última década se ha denunciado reiteradamente el
secreto y perverso papel de los agentes literarios en la adjudicación de los premios
más importantes del planeta, así como el rol de las instituciones que crean estructuras excluyentes para perpetuar un arte domeñado, que privilegia lo que
el mercado y las tendencias reinantes desean imponer, al comando de una estirpe
emergente de gestores culturales y curadores –oscuros técnicos al servicio del poder oficial.
Motivados
por el otorgamiento del Premio Nacional de Poesía 2015 –Ministerio de Cultura–,
nuestros lectores nos hicieron llegar numerosos cuestionamientos con el
propósito de que esa entidad aquí impugnada haga modificaciones para que las
convocatorias futuras no sean tan arbitrarias.
Con-Fabulación
informa además que aunque recibimos 16 cartas contra el mencionado galardón,
sólo decidió publicar dos que recogen la opinión global de los corresponsales,
eliminando los demás mensajes por su notoria agresividad.
*
Señores
de Con-Fabulación: Tengo unas preguntas sobre el reconocimiento otorgado por el
Ministerio de Cultura a Nelson Romero Guzmán, que nada tienen que ver
con los méritos de su obra.
1) ¿Por qué no se nombra un Jurado Internacional si es el concurso
más importante del país y lo más grave: si el certamen no era con seudónimo? Y
así se habrían ahorrado los numerosos mensajes de crítica que han circulado en
las Redes Sociales y en la radio nacional, y habrían realizado un evento menos injusto.
2) ¿Por qué una semana antes de otorgar el fallo se supo quién era
el premiado? Igual que ocurriera cuando el señor Romero obtuvo el Premio Ciudad
de Bogotá en 2007, cuando se armó un escándalo mediático por la misma razón?
¿No es posible hablar aquí de un Cartel de los Premios, más cuando Romero es
reconocido amigo de Horacio Benavides y ha dedicado además un poema titulado
“Centinela”, al flamante jurado que hizo parte de la terna de este año?
Argumentos que nos mueven a pensar que el próximo Premio Nacional lo ganará un
amigo de Romero, pues según las bases él será jurado de la próxima convocatoria,
reproduciendo este mismo esquema como en una carrera de relevos.
3) ¿Por qué, según informa el Ministerio, un Comité Técnico eligió a
los finalistas y no lo hicieron los jurados (Cobo Borda, Horacio Benavides y
Álvaro Rodríguez)? Además, si hay un Jurado elegido ¿por qué nombran un Comité
Técnico si sólo eran 30 libros? ¿No sobra uno de los dos? pues a esa burocracia
cultural le pagamos según indagué treinta millones todos los contribuyentes
colombianos.
4) ¿Qué tiene que ver un Comité Técnico con la selección de los
trabajos? ¿No debería ser un Comité Estético o Literario? ¿Alguien me podría
contestar? Luis
Carlos Villa, Tolima
Respuesta de
Con-Fabulación: “Son
los tiempos, señor”, como dice Juan Rulfo en Pedro Páramo. Recordamos sin
embargo que todos los premios pertenecen a la farándula y no al dominio del
arte, y que es la Ministra de Cultura quien debe resolver sus interrogantes.
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SOBRE EL PREMIO DEL MINISTERIO DE CULTURA 2015. Soy un lector de poesía y no tengo veleidades literarias,
ciertamente ninguna, sin embargo acabo de leer la revista Arcadia donde se
publican tres poemas enviados por su propio autor –Nelson Romero– y me pregunto
¿cómo un libro que contiene los siguientes versos: “Esta
es la historia: un niño que come mucho aserrín en las noches y sueña comiendo
más aserrín y se levanta a comer aserrín”; o este: “Hay un hombre al que le
llueven lágrimas de los testículos”, ¿pueda ganar el Premio Nacional de Poesía
del Ministerio? En otro de sus poemas publicado en Apuntes para un cuaderno encontré este concepto errático: “La irrealidad no era
el vacío que creíamos, el Tao…”, cuando cualquier persona que tenga una
fundamentación filosófica sabe que el Tao no es el vacío, sino la Doctrina, el
noble camino hacia el Nirvana. En consecuencia me
surge un interrogante: ¿se están burlando de nosotros?
Juan Carlos Peña, estudiante de filosofía, U.N.