Por Sergio Trujillo Béjar*
Artículo franco y en
voz alta el realizado por uno de los grandes maestros del grabado en Colombia,
Eduardo Esparza y que leímos la semana pasada en este espacio virtual: “Hemos
guardado un silencio parecido a la estupidez”. Una intervención que nos invita
a reflexionar
profundamente sobre lo que está pasando con el arte en nuestro país y
en el que propone que el silencio de los artistas no sea una opción. ¿Qué pasó
en el Salón de Arte de Anapoima? ¿Qué desencadenó este debate? ¿Seguiremos
guardando silencio frente a los desaciertos de las curadurías de arte? ¿Quiénes
son los culpables: los jurados, los artistas, los promotores, los directores o
los curadores? ¿Cómo se pueden definir a los jurados de arte, y además, son
artistas?
Jorge Armando
Contreras, estudiante de arte de la Nacional, plantea varios interrogantes con
relación al Salón de Arte de Anapoima que deberán ser respondidos por sus
directores y la casa de la Cultura de Anapoima, lugar donde se realizó dicha
exposición. Pero vale la pena plantear otras preguntas como por ejemplo: ¿Por
qué estos salones culturales que manejan recursos públicos cobran dineros a los
participantes por su inscripción? Está bien para las galerías privadas que
hacen del arte un negocio y están en todo su derecho. ¿Por qué no realizaron
dos salones, uno, para artistas participantes y otro, para artistas invitados?
¿Cuál fue el motivo para que los jurados que seleccionaron las obras
participantes de la exposición, no fueran los que otorgaran los premios?
Sucesos como estos
son los que nos permiten recomponer y desenredar las cosas. De los errores
aprendemos y vale la pena que reflexionemos todos, estudiantes, artistas,
docentes, maestros, curadores, sobre el estado del arte en nuestro país. Vale
escuchar voces. Todos los movimientos o estadios de la creación artística se
pueden manifestar; veamos pues que dicen.
*Sergio Trujillo Béjar. Pintor, fotógrafo y
documentalista