Dos poemas de Edgar Trejos


Narrador y poeta. Ha publicado los libros La casa del frío (poemas), Alas para la noche (poemas), Fogatas para una infancia feliz (poemas infantiles), Sueño para olvidar (cuentos). Promotor de Lectoescritura en las aulas de Colombia. Docente de los talleres de creación literaria en la Universidad Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid; la Casa de la Cultura de Envigado; la Casa de la Cultura de Itagüí. Integrante de la Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob. Miembro del comité de redacción de la revista literaria Árcades de San Antonio de Prado. Miembro activo de la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa -Relata, a través del taller Pluma Encendida de Envigado, del cual es el director.

         
TU NOMBRE 

Tu nombre
tierra de secretas,
florecidas rutas,
–recuerdos de honda,
lúcida nostalgia,
escondido puerto de placer donde moldeó el ser,
silbo atado a esperadas auroras–,
 fundido ahora al crepitar de los altos leños de la vida
baja a
torrentes meditados de tiempo
–espejos de nuestra fúlgida canción–
como urgida luz que busca aún
refugio entre
dunas del día
–esos rostros deslumbrantes
que a veces cruzan
llamando.

Quedarse en ti, entre tus lianas, es furiosa lección,
viento que
remonta existencia,
orilla sin sosiego
para la intacta materia de la memoria
que retorna a aguas de felicidad.
Ninguna lástima desde tu prado
sea mancha
para el ser que transita urgido
 o fiebre
del pasado:
no cese, ebria, sedienta, tu cópula en los labios
y
la muerte no despliegue airosa su manto
sin que el crujir de tu eco
levante caos, abra toldas de afecto.
Por tu nombre de espléndidas herencias
 es confiado el fervor, el fuego que crepita,
errante afecto contra
densas nieblas de porvenir.
Por tu nombre
No abrirá compuertas de suplicio el olvido.
Nada desvanecerá los sueños…

   
UN POEMA

                 “La Poesía, sol antiguo
                 de mariposas de futuro algoritmo,
                 de estrellas insurrectas
                 que apaciguan sombras
                –esas que el día de súbito desata…”


Haré un poema de la nada
a
dentelladas
contra el viento
de la muerte.
Nada al fuego de la vida asegura el alba
y
opresas en abismos de niebla las palabras
un viento
duran agenciadas por ideas doncellas.
Escribiré
dunas bajo cielos de odio
desde las púas de mi corazón:
azotaré recordatorios, obituarios,
golpearé
incendiado aldabas ciegas,
afilaré
uñas de hierro en este tiempo amargo
para urdir con otro aire, otra voz, otros dientes
los negros cuartos de la casa del sueño
esa enferma ventana
necesitada de ojos
donde medra
nuestro espejo mudo.
Para el alma zombi de mis actos sin sentido
crearé guerras nefastas.
Me adensaré febril
contra las secretas,
ruinosas redes de estos días
que alaban
la ausencia, tu ausencia:
un grito que aún no viene
hundido
en tronos de imperante dolor.
Diré
rostros que existirán
tronando
en pasarelas de esperada furia.
 No hablaré de ti
cómodo
turista entre viajantes,
lucirán desconocidas tu alma
tu endeble cifra humana,
nadie sabrá qué huérfanas orugas fuimos,
muertos
un largo tiempo, casi eterno, antes.

…Tú y yo tal vez un sol cantemos
otro día, otro día,
aferrados a silabas de rabia.
Y el cielo gris, las lluvias,
no arredrarán
nuestro derivar diario glorioso.
Grande
esperanza es esta ahora
 disparados hacia calles
vírgenes, sin falta:
Para ser alguien,
para acabar con la tristeza.